Una lealtad que no entiende de categorías

La Voz

CARBALLO

ANA GARCÍA

Los veinticinco socios más antiguos del Bergantiños recibieron en el acto del centenario una insignia especial. Chicho Porteiro y Moncho Campos recuerdan algunas de sus mejores vivencias

13 dic 2023 . Actualizado a las 20:50 h.

En los últimos cien años, el Bergantiños ha jugado amistosos, en la Liga da Costa, Liga de Arteixo, Primera Regional, Preferente, Tercera, Segunda Federación y Segunda B. Han pasado por As Pedras Brancas, Chorís y As Eiroas. Se han visto grandes equipos llenos de talento y otros que se tenían que amarrar más al coraje. Pero lo que nunca ha cambiado, ha sido el sentimiento de pertenencia en su afición. Una entidad que enorgullece y representa a toda la sociedad, no solo carballesa, sino comarcal. Y así sigue siendo.

En el acto del centenario se llevó a cabo un homenaje a los 25 socios más antiguos y sirven de buen reflejo para explicar la pasión que genera en ellos el equipo rojillo, pues la mayoría siguen acudiendo cada fin de semana al terreno de juego. Quizás ya les cueste encontrar algún vínculo que les una tanto a este fútbol tan modernizado en el que ha desaparecido el barro y ha ganado paso el color, pero mientras vean el escudo con el carballo en el pecho, saben que ahí están los suyos.

Este año, el club ha registrado ya casi 900 altas de socio. Si esa cifra se extrapola a la población carballesa reflejaría que tres de cada diez vecinos son hinchas del Bergantiños. Un dato tremendo teniendo en cuenta el número de entidades deportivas que aglutina el Concello. Pero ahí siguen y seguirán, apoyando cualquier iniciativa que lleve el rojillo por bandera, como ya han demostrado en distintos eventos durante este año.

basilio bello

Chicho Porteiro, socio número 2: «Nós aquí seguimos, ás verdes e ás maduras»

Chicho Porteiro no se recuerda sin ser socio del Bergantiños. «Meu pai formaba parte da directiva na tempada 1954-1955 e imaxino que aí xa me faría socio», cuenta. Pasó por todos los estamentos, primero como jugador y siendo uno de los directivos de aquel Bergan que alcanzó la Segunda B de la mano de Chicho Calvo. De aquella época guarda uno de sus mejores recuerdos: «Foi no partido de volta contra o Raio Vallecano. Resulta que estabamos Manolito, Lerio e eu coas entradas e, de tantas que vendiamos, tiñamos que andar tirando o carto para dentro da caseta. Tiven que ir dicirlle ao presidente que tiñamos que parar, que aínda nos ían levar presos», bromea.

De aquel día, como no, sigue sin escapársele de la cabeza el penalti errado por Lucho, ese que certificaría la clasificación de los carballeses. «Xa case case estabamos preparando a viaxe a Las Palmas», indica. Chicho, no obstante, no vive del pasado y es otro de los fieles asistentes a As Eiroas cada vez que juega su Bergantiños. «Nós vivimos alegrías e tristezas, pero aquí seguimos, ás verdes e ás maduras».

Moncho Campos, socio número 6: «O primeiro carné costoume 300 pesetas»

 

Pocas memorias recuerdan mejor cada detalle de la historia del Bergantiños que la de Ramón Campos Ramos. Un relato que sigue ampliando cada fin de semana, siguiendo al Bergan allá donde vaya. «Este ano xa fun a Betanzos, á Estrada, a Vilagarcía...», comenta un hombre que es socio desde 1967, cuando empezó a trabajar en la histórica empresa de trolebuses, a la que dedicaría los siguientes 42 años de su vida. «Eu seguín ao Bergantiños toda a miña vida. Recordo que meu pai dábame cinco pesos e eu xa gastaba un en ir ver o partido», cuenta.

Recuerda las alegrías de la Copa Galicia de 1969 o la etapa en Segunda B de los ochenta, pero él se queda con otras anécdotas, como cuando estaba en la directiva, convencieron a Moratalla de jugar en Carballo y por equivocación lo hizo en el Añón de Berdillo. «Levouno alí un taxi», rememora Moncho, que también fue jugador, aunque poco tiempo: «Lembro ben os madrugóns que nos pegabamos sendo xuvenís, con Igancio Pose Portillo de míster». Además, en su autobús llevó al equipo hasta el Sardinero para el debut en Segunda B.