Un testimonio de amor

DANIEL TURNES

CARBALLO

ANA GARCÍA

EN PRIMEIRA PERSOA, DANIEL TURNES | El santuario, encerrado en un halo de leyenda, nos invita a embarcar a todos

09 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Como todas las tradiciones, la de la Virxe da Barca y su santuario lleva, encerrado en un halo de leyenda y tradición secular, un mensaje antiguo y siempre nuevo que sus devotos han sabido descubrir y propagar a lo largo de los siglos.

Nos habla la Barca de la cercanía de la Virgen al Apóstol Santiago y a sus trabajos por la siembra de la fe en nuestra tierra; María es el apoyo, el aliento, la madre que consuela y fortalece en momentos de dificultad.

Dice la tradición que las piedras, con formas peculiares, que rodean el santuario, son el testimonio del paso de nuestra Señora en aquel momento final de la predicación jacobea. Una barca de piedra en la que María invita a todos a embarcar. ¿Cómo no ver aquí el sentido de la presencia permanente de María, que escucha a los peregrinos que acuden a su santuario, seguros de ser atendidos y de que sus ruegos serán presentados al Señor por la que es madre e intercesora?

Una barca de piedra, en el medio de un mar tempestuoso es una señal de firmeza, de seguridad, de fe bien asentada sobre la roca viva de la predicación apostólica. Igual que en Zaragoza, María es Pilar, apoyo, cimiento donde se edifica la comunidad de los creyentes a lo largo de los siglos. Un timón, guía segura, singladura que nos lleva siempre a buen puerto. Y una vela, el impulso, la fuerza, el espíritu necesario para una navegación feliz.

Conocemos restos de un santuario alrededor del siglo XII, pero todo hace suponer que existió culto cristiano en este lugar desde mucho antes. Quizá atendido y propagado por los monjes de Moraime. A partir del siglo XIV tenemos abundantes testimonios de peregrinos que venían a abalar la piedra de la Barca de nuestra Señora, es decir, a simbolizar que, en los mares de la vida, querrían embarcarse con ella, seguir su ruta, dejarse guiar, poniendo a la Virgen como señora y capitana de sus vidas.

El mismo santuario, la historia de su construcción, es un testimonio vivo de esa corriente continua de fe y devoción que atraviesa los siglos hasta llegar hasta hoy. Iniciado en 1716 por los condes de Maceda, vio rematarse sus torres en 1958, gracias al impulso de un emigrante muxián en América, Romualdo Bentín. También en esto la historia del santuario nos habla de aquellos que vienen a acogerse a la protección de María, nobles, peregrinos, monjes, marineros que preparaban las velas en el interior del templo, emigrantes que la evocan en la lejanía y la visitan como madre a su regreso… es como si el santuario de la Barca y su historia fuesen un espejo donde ver los cambios de las sociedades durante dos siglos y medio y la permanencia de la fe y la devoción.

Cómo no recordar, con dolor, la Nochebuena del 2013, cuando Galicia entera quedó sobrecogida al contemplar las imágenes del incendio del santuario. Aquel día, como pasa en las familias cuando nos golpea un acontecimiento doloroso, todos sentimos al santuario como algo más nuestro. La mirada y el corazón, no solo de los muxiáns, sino de todos los gallegos, se puso en la Barca; y en la voluntad de todos está el deseo de reconstruir y acrecentar la belleza del santuario, de su arquitectura y sus retablos; convirtiendo a esta generación en un eslabón mas de una larga cadena de amor y veneración que, desde el apóstol Santiago, atraviesa la historia y llega a nuestros días.

No serán pocas las dificultades, pero el amor de sus hijos ha de ser más grande. Cuando pasados los años se siga hablando de nuestra señora de la Barca y visitando su santuario, se sabrá que hubo un tiempo en que el esfuerzo común, la unidad y la fe, de los muxiáns, sus muchos devotos y los peregrinos, consiguieron reconstruir, no solo un monumento de piedra, sino un testimonio de amor.

¡Viva a Virxe da Barca!

DNI

Daniel Turnes Rey, natural del municipio de Santa Comba, es párroco de Vimianzo desde el 2007, además de responsable de las parroquias de Calo, Cambeda y Castrelo, también en ese municipio soneirán. El pasado 26 de mayo tomó posesión, asimismo, como nuevo párroco de Muxía, sustituyendo a Manuel Liñeiro, que llevaba 40 años de servicio en esta parroquia. Aun así, Turnes mantendrá las cuatro parroquias vimiancesas, aunque junto a José Antonio Conde Silvoso, ordenado recientemente, y que queda como vicario parroquial. En sus palabras el 26 de mayo en Muxía pidió tres cosas: «Oración, paciencia e unión».