El entroido más genuino sobrevive en la Costa da Morte gracias a las asociaciones
CARBALLO























































Celebraciones ancestrales recuperadas por las entidades culturales se abren paso entre las programaciones de carnaval. Este año, Valenza retomó su Antroido do Burro
02 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Salvando las distancias, la Costa da Morte también tiene su propio triángulo mágico del entroido. Y es que, sin llegar a la magnitud de templos como Xinzo, Verín y Laza, resisten en la comarca varios reductos de ese carnaval genuino y ancestral de antaño.
Confesaban estos días desde la asociación Lourido que el trabajo de Raigañas —entidad que cumple 45 años de dinamización cultural en Cerqueda— ha sido para ellos un absoluto referente a la hora de recuperar unos festejos que, pese a llevar más de cincuenta años sin hacerse, aún resistían en las mentes de los mayores. Como esas danzas de paus, de espadas o de arcos; las foliadas y muiñadas, la regueifa o los concursos de coplas, cinco decenios después, ayer volvió a Valenza el Antroido do Burro.
Con amplias sonrisas de nostalgia recibieron los vecinos al burro, la vella, los peliqueiros, los varredoiros o las madamas y galáns, personajes ancestrales que escenificaron su teatrillo, interpelaron al público y bailaron y animaron al son de la Escola do Alprende, que colaboró con la asociación coristanquesa durante la ruada. Fueron unas horas de diversión y de viaje al pasado de la parroquia, pero hubo detrás un gran trabajo de «recolleita», como explicaba estos días a La Voz Xaquín de Feles, con el doble objetivo de dinamizar el rural y de recuperar el patrimonio inmaterial. La asociación Lourido lleva ya un tiempo en esas, y de hecho hace unos meses retomaron esos Matíns de Nadal con los que fueron a pedir aguinaldo por los cabanotes. «Queremos usar estas cousas para chegar aos veciños, como un vehículo para traballar distintos estratos do medio rural», explica Xaquín.
Si Valenza ha sido este año uno de los tres vértices de ese triángulo mágico de la Costa da Morte, Cerqueda será otro. Lejos quedan aquellos días en los que apenas un puñado de personas se prestaban a caracterizarse como madamitos y ghuardineros para llevar el entroido a los núcleos. Este año, serán más de sesenta.
La esencia es la de siempre, aunque lo que no lograron recuperar por ahora es que sean las gentes de cada lugar las que les salgan al paso para tocarles unas piezas que ellos puedan bailar. En su lugar, desde la entidad se visten de pandereteiras y llevan la música consigo.
Referentes de divulgación cultural, su incansable trabajo ha logrado tal trascendencia, que incluso ha captado la atención de Aceites Abril, que eligió estas figuras del entroido bergantiñán para protagonizar su campaña promocional del carnaval.
Este año, el centro comercial más grande de Galicia y uno de los mayores de España, el Marineda City, confió en la Escola do Alprende para rendir homenaje al entroido tradicional. Y es que esta entidad lleva tiempo haciendo de Oza (Carballo) el tercer vértice de ese triángulo ancestral.
Máscaras o mascaritos en el litoral carballés, el Domingo de Piñata en Montemaior, el burro y el meco de Oza o el juego de las vacas de Mens dan cuenta de la gran riqueza patrimonial de Bergantiños en lo referido al entroido, como recoge el joven xalleiro Jorge Castelo, divulgador cultural, en una publicación sobre los carnavales del oeste coruñés.
Muchas de esas costumbres se han ido perdiendo, otras han sido recuperadas por las asociaciones y otras han servido de inspiración para celebraciones que, pese a ser recientes, se han construido siguiendo las directrices de ese entroido popular, retranqueiro y rural. El Renacemento do Chorón, en A Milagrosa (Carballo), es un buen ejemplo: un barrio que tiró de su propia historia, y de un acontecimiento que suscitó un cierto debate, para hacer toda una fiesta en torno a él.