
Entrevista | El suyo será el concierto central de este San Xoán en Carballo, en la noche del martes 24. Formó parte de bandas que hoy son leyenda viva del rock en español
22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.De su guitarra y su voz han salido canciones que fueron himnos para varias generaciones. Y que aun hoy siguen cautivando a públicos diversos. Ariel Rot (Buenos Aires, 1960) llegó a España con 16 años y, junto a su amigo Alejo Stivel, formaron Tequila, el primer grupo de rock en español que logró un éxito masivo. Tras siete años de vorágine absoluta, Tequila se disolvió y Ariel Rot grabó dos discos en solitario y otros dos con Andrés Calamaro, con quien poco después fundó Los Rodríguez, otra banda de imborrable huella en la escena rockera peninsular. A partir de ahí, aunque ha habido un par de regresos de Tequila y en el 2020 se juntaron también Los Rodríguez, la trayectoria de Ariel Rot ha estado determinada por sus trabajos y, sobre todo, por sus giras en solitario. Además, ha presentado durante tres temporadas el programa de televisión Un país para escucharlo. Con toda esa fuerza llega Rot al San Xoán de Carballo, un concierto previsto para este martes 24 de junio, a las 23.00, gratuito.
—Regresas a Galicia y no es ni la primera ni la última vez que lo harás este año.
—Es verdad, parece que me quieren. No sé si terminarán aburridos de mí (se ríe). Galicia tiene muchos poderes y una magia especial. Tiene una gran tradición de rock and roll ya desde los años 80. Dos de mis grupos favoritos de la escena española, Golpes Bajos y Siniestro Total, son gallegos. O sea, que para mí Galicia tiene el grupo más gamberro y el más melancólico. Tal vez eso es lo que me gusta de Galicia, esa combinación de gamberrismo y melancolía.
—Has reeditado tu disco «En vivo mucho mejor» y lo celebras con una gira. ¿Cómo son estos conciertos?
—Los estoy haciendo con la misma banda con la que hace 25 años grabé el disco. Estamos de vuelta en efervescencia y tensión porque hemos renovado el material y el repertorio, hemos arreglado viejos temas, hemos recuperado algunas canciones que hacía tiempo que no tocábamos y también preparado cosas nuevas. Como que necesitamos un juguete nuevo para emocionarnos, así que es una gira bastante vibrante.
—Muchas veces, cuando te juntas con viejos amigos es cuando realmente te das cuenta de cómo pasa el tiempo. ¿En qué lo has notado tú?
—A partir de cierta edad no hace falta encontrarse con los amigos para darte cuenta del paso del tiempo. Yo lo noto en mis hijos, que están grandes. Y lo noto también en los cambios que se producen también dentro de mí. Ciertas cosas se van relajando y otras, sin embargo, van tomando prioridad. También en los conciertos mi actitud ha cambiado. Antes siempre había también una especie de excitación por todos los ingredientes, de todo tipo, que rodeaban al concierto y ahora creo que estamos tocando mejor porque estamos más desconectados de todo eso y más conectados con el momento, con la música. Y creo que ese es un buen un ejercicio que empieza a aparecer con los años.
—¿También aparece la nostalgia?
—Yo creo que seguir saliendo de gira es un antídoto contra la nostalgia. Contra la nostalgia mal entendida, porque también hay una nostalgia buena. A veces la nostalgia tiene mala prensa y yo creo que grandes obras de las que hemos disfrutado muchísimo, que nos han emocionado, que nos han conmovido, parten de una situación de nostalgia. Yo tengo buen paladar para la nostalgia. La disfruto, no la padezco.
—En una ocasión dijiste que cuantos más años cumples, menos miedo te da el paso del tiempo. ¿Lo sostienes?
—Debía ser joven cuando lo dije (se ríe). A ver, cumplir años tiene algo de inquietante, por supuesto. Uno hace cálculos y dice «¡caramba!». Es cierto que tengo una buena genética, pero los plazos son los plazos y la inmortalidad de momento no se ha inventado. Pero es cierto que el hecho de que vaya pasando el tiempo nos hace más receptivos a las cosas esenciales y eso también es interesante.

—¿Hay edadismo en la escena musical española?
—Lo que no hay es una reivindicación del valor que tiene el conseguir permanecer tanto tiempo estando activo. Pero yo pienso que edadismo, no. Porque los referentes en el rock o en los cantautores ya no son muchachos jóvenes sino que son más bien gente con una edad más parecida a la mía. Evidentemente, el consumo está dirigido a la gente joven, pero el reconocimiento creo que tiene más simpatía por las carreras largas.
—¿Tienes la sensación de que tu pasado, especialmente tu carrera en solitario, no ha sido suficientemente reivindicado?
—No me gusta detenerme en esas consideraciones. Yo me siento tremendamente agradecido, a nivel personal y profesional. Soy consciente de que es muy difícil conseguir lo que estoy haciendo. De todos los que lo intentan, a muy poca gente le ocurre. Y yo lo he conseguido. Voy a cumplir 50 años dedicándome a lo que me gusta, manejando yo mis tiempos, mis pausas y cuándo y con quién quería hacer las cosas. Eso es un privilegio maravilloso.
—Ya no se toca rock and roll en las plazas de los pueblos.
—No te creas. Hay muchas bandas de los 80 girando mucho hoy en día, ¡eh! Es una especie de celebración donde está muy presente la nostalgia pero sí que las hay. Es cierto que el rock and roll ha tenido pocas sorpresas en los últimos tiempos. Ya hace tiempo que el rock no consigue resurgir de las cenizas. Y siempre fue muy hábil para eso. Siempre ha habido algo o alguien que volvía a encender la llama. Pero creo que en los últimos años la brecha con el lenguaje juvenil se ha hecho más profunda, lo cual es natural. Lo que no era natural es que el rock haya sobrevivido a tantas generaciones.
—También te he escuchado decir que antes había más poesía en el rock and roll.
—Yo creo que la profesión de músico de rock era algo romántico. Había caos, había desorden... Hoy está todo muy ordenado y eso me da la sensación de que le resta un poco a la esencia y el alma a lo que en principio era el rock and roll.
—Tu último álbum, «La manada» es del 2016. A estas alturas creo que incluso los más fans han perdido la esperanza de alguna vez tener un nuevo disco de Ariel Rot.
—Pero hay que mirar la parte positiva: sigo tocando y sigo activo. Mira, hay quien vive para componer y hay quien compone para vivir. Y creo que en este momento yo no estoy en ninguna de las dos categorías.
—Has descartado en varias ocasiones una futura reunión de Los Rodríguez, pero ¿le cierras también la puerta a un tercer regreso de Tequila?
—Yo tengo la impresión de que Tequila es inmortal. Ojalá nos volvamos a reunir porque eso quiere decir que tanto Alejo como yo vamos a estar en forma, porque es un repertorio muy exigente y hay que tener mucha energía y mucho músculo para hacerlo. A los dos nos gusta juntarnos y revivir Tequila. Para mí es maravilloso. Como guitarrista de rock no se puede pedir un repertorio más agradecido. Y ponerme en un costado y volver a lo que era mi lugar natural, siempre es un gran placer.