«No nos queda duda de que Caión es un pueblo solidario»

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

A LARACHA

ANA GARCÍA

El centro sociocomunitario acoge una exposición de Manos Unidas. Su inauguración permitió conocer el testimonio de la misionera Silvia Heredia

06 feb 2024 . Actualizado a las 19:37 h.

«Para que haya más comida es preciso producir menos basura». Estas palabras en un panel inicial dan la bienvenida en el centro sociocomunitario de Caión a la exposición El despilfarro alimentario, de Manos Unidas. Catorce millones de personas en el mundo, dijo este lunes Paco Cotelo, delegado de la ONG en A Coruña, viven de la basura o en la basura. Se despilfarran alimentos en todas partes, desde la industria agroalimentaria al transporte, desde los comercios a los colegios, hospitales, restaurantes u hogares. Y esto afecta sobre todo a los países más pobres: porque esos alimentos tirados podrían paliar hambrunas, porque el dinero que se dedica a su gestión podría destinarse mejor a ayudas y porque ese impacto ambiental es brutal en países agrícolas sin posibilidad de hacerle frente. Puede el ser humano, con respecto al medio ambiente, «casa común», destruir y crear vida. 

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La muestra, visitable hasta el 10 de marzo, atrajo a un buen número de vecinos y también al alcalde, José Manuel López, y la edila Patricia Bello, agradecidos por que se haya pensado en Caión para la muestra. «Levan moitos anos traballando nesta parroquia por un fin que é de agradecer. Estamos á vosa disposición. Convidamos á xente a vir ver de que forma se desperdicia comida, un tema realmente interesante», apuntó el regidor.  «No nos queda duda de que Caión es un pueblo solidario», abundó Cotelo. De los 65 años que la ONG lleva intentando paliar el hambre el mundo, más de 40 colabora esta parroquia, ya desde el párroco Francisco Dupert, después con Luis Pastoriza y ahora con Andrés Trinquete. 

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Contexto, por tanto, muy acertado para que la misionera laica Silvia Heredia hablase del proyecto del que participa en Honduras, donde lleva trabajando 22 de sus 47 años, con el apoyo de Manos Unidas. Lo hace con niños de la calle, a través de lo que llaman «educación liberadora», con la que buscan, de un lado, algo tran grande como cambiar el mundo, su mundo, y de otro, minimizar el efecto de las maras —grupos violentos— en las pandillas. Es la esencia de la Fundación Paso a Paso, una especie de centro de día emplazado en un barrio conflictivo que no solo sufrió la pandemia, sino después huracanes, pérdida de casas y de vidas. Heredia divulga esta semana, en distintos ámbitos, desde colegios a entidades o institutos, lo que tienen entre manos. Toda ayuda es bienvenida, incluso un gesto sumándose a la iniciativa a través de redes sociales.

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«Esta es nuestra realidad, no todo el mundo tiene las mismas posibilidades», abundó Heredia. Si aquí la alimentación se da por sentada, allí no tanto. Si aquí la educación es algo tan sencillo como ir a la escuela, allí a los 13 años un joven ya enfila más hacia el trabajo: «Y a veces es más fácil vender droga que trabajar». Otros mundos, de los que también hay que «hacer conciencia»: «Hacer visible la pobreza. Gracias por venir a vernos», concluyó Silvia.