Se cumplen 120 años del primer faro con iluminación eléctrica de España
14 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Mañana se cumplen 120 años de un momento histórico para Camariñas, para la Costa da Morte y para la navegación marítima en Europa. 120 años de aquella noche del 15 de enero de 1896 en el que el faro Vilán (Faro de Cabo Villano en su denominación original) lució como el primero de España con luz eléctrica, una tecnología que tardaría aún muchos años en trasladarse a la iluminación doméstica.
Detrás de su origen, su historia y su situación actual, algo que se analizará en detalle mañana a partir de las 18.00 horas en una jornada que lleva por título A posta en marcha do faro de Cabo Vilán, hay una estrecha relación con la leyenda más negra de la Costa da Morte, asociada a los naufragios y la pérdida de vidas en el mar. Una motivación no tan ligada, como se ha dicho tantas veces, a la tragedia del crucero de la Royal Navy HMS Serpent -que se cobró 172 vidas en los bajos del Boi en 1890- porque según explica la farera de Vilán, Cristina Fernández Pasantes, auténtica enciclopedia viva de la historia del faro, ya en 1877 el ministro de comercio inglés había cursado una queja formal por las constantes pérdidas humanas y materiales sufridas en la zona.
Unos accidentes que, en cierta medida, atribuían a las condiciones de faro antiguo de 1854, que tenía un ángulo de oscuridad de 34 grados reducidos luego a 21 a base de desmontes y dinamita.
La decisión de construir el nuevo data de 1879, 11 años antes del Serpent, aunque en un principio se iba a habilitar una infraestructura de cuarta orden, es decir, destinada a guiar la entrada de buques en la ría, aunque finalmente se optó por hacer una de primer nivel, con verdadera relevancia en la gestión de todo el tráfico marítimo del entorno.
Los encargados de semejante tarea -no hay que olvidar lo remoto y escarpado del enclave que le ha valido incluso la declaración de parque natural- fueron Adolfo Pequeño, que se ocupó de la parte arquitectónica y Francisco Lizárraga, al frente de las cuestiones técnicas. Así se erigió una torre única por muchos motivos, entre ellos su forma troncopiramidal de sección octogonal especialmente indicada para resistir los infernales vientos de la zona, de 24,7 metros de alto, lo que unida al promontorio pétreo sobre el que se asienta la eleva a casi 105 metros sobre el nivel del mar, con un alcance geométrico de su haz de luz que llega a las 26 millas náuticas, lo que hace visible desde aproximadamente 28, más de 50 kilómetros.
«No fue solo el primero con luz eléctrica, sino en otras muchas cosas. Era el más potente de las costas españolas y uno de los de mayor alcance de toda Europa. Además, fue el primer radiofaro junto con el de Fisterra, esto es que emitía una señal radioeléctrica en código morse», detalla Fernández Pasantes, una de las primeras fareras de España «y la última en vivir en él, porque cuando yo me jubile para aquí no va a venir nadie». De ahí, de la pasión por el trabajo que desempeña y de su propia historia familiar vinculada a su marido, Antonio Jesús Alonso Ballester, también farero fallecido en el año 2010, viene la firme decisión de poner en valor todo lo que tiene que ver con Vilán, como el impulso al colectivo Eon dos Faros, que preside, o la restauración de piezas históricas. Incluso en numerosas ocasiones hace de guía voluntaria a personas que se acercan a conocer el enclave.
«Es que el faro no solo es de Camariñas, es un símbolo emblemático de toda Galicia y debemos promocionarlo para la gente venga a conocerlo. Es un recurso patrimonial de primer nivel, por eso tenemos que estar agradecidos al periodista de La Voz de Galicia, Santiago Garrido, que fue quien tuvo la idea de este aniversario, al igual que del de la declaración de parque natural», añade Cristina Pasantes que puede dar detalles de Vilán durante días, pero cita una curiosidad: «En el documental histórico que hay sobre Villano y que se puede encontrar en Internet aparece un farero hablando por una emisora de radio. Tenemos la emisora, la mesa y la silla», lo que da una idea de ese afán por conservar los bienes asociados a la señal marítima, con un pequeño museo compuesto ya por cientos de piezas técnicas.
Al margen de su función primordial, Vilán es un tributo a la belleza en sí mismo, sobre todo por el lugar en el que se encuentra y por la estructura particularmente esbelta de su torre, unida al edificio principal por un túnel, lo que también hace especial este faro, y con un total de 250 escalones para llegar hasta la linterna.
Su estampa se utiliza como uno de los principales iconos de la Costa da Morte, ha sido objeto de filmaciones cinematográficas, anuncios de televisión, documentales, vídeos musicales y, sobre todo, tiene un gran significado tanto para vecinos de la zona, como para gente llegada de otras latitudes. Uno de los que más lo siente como propio es el también farero, ahora en Fisterra, Agapito Mendoza, que vivió allí «10 marabillosos e felices anos», con su esposa, Yolanda de la Cruz López Velay, fallecida a finales del mes pasado.
Por todas estas historias y por lo que representa Vilán cobran especial interés los actos de mañana, organizados por la Asociación de Empresarios e Promoción Turística de Camariñas, que estarán conducidos por el delegado de La Voz de Galicia, Xosé Ameixeiras, y en el que participarán el profesor de Historia del Arte de la USC, Jesús Ángel Sánchez García; el gerente de Industrias Cerdeimar, Andrés Cerdeiras Lemus, y la técnico de turismo, Tania Carreira Rial.
faro de cabo vilán