Una cruz recuerda en Arou a la veintena de náufragos del City of Agra enterrados en una fosa-cementerio

Patricia Blanco
P. Blanco CARBALLO/ LA VOZ

CAMARIÑAS

Cruz en la leira do Pacho, en Arou, en memoria de los náufragos.
Cruz en la leira do Pacho, en Arou, en memoria de los náufragos. FERNANDO PATRICIO CORTIZO

La parada del roteiro animado en la leira do Pacho, como así se conoce, fue uno de los momentos más emotivos de este fin de semana, con un intenso programa diseñado por Naufraxios Galegos

14 jul 2025 . Actualizado a las 15:18 h.

Camelle y Arou se han citado este fin de semana con su historia, y lo han hecho a través del «meirande» programa cultural dedicado a un único naufragio, el del City of Agra (1897). Bajo la organización de la asociación Naufraxios Galegos, en este 128.º aniversario, han sido tres días de actividad y memoria con paradas también para la emoción. A destacar, durante el roteiro animado llevado a cabo en la mañana del sábado, con 35 participantes y 14 paradas, siete de ellas teatralizadas, el paso por la llamada leira do Pacho. Allí, como dice Fernando Patricio Cortizo, presidente de Naufraxios Galegos, chantaron una cruz blanca con la leyenda Á memoria dos náufragos do City of Agra, 3 de febreiro do 1897. Esta cruz señala el lugar exacto donde fueron enterrados una veintena de náufragos de este vapor, en Arou. Es una fosa localizada por la propia entidad, con ayuda de Xulio da Cantora y Manolo do Canle, quienes recurrieron a fuentes de la tradición oral para propiciar el descubrimiento. Este cementerio-fosa, incide Patricio Cortizo, convierte el municipio de Camariñas en el único del mundo, no perteneciente al Reino Unido ni a la Commomwealth, que tiene entre sus lindes dos cementerios de náufragos británicos, el Cemiterio dos Ingleses, en la Punta do Boi, y este de la Leira do Pacho. Otra parada singular del roteiro fue la número 11 con la actuación del fantasma de Jamrach, uno de los tripulantes del City, de solo 19 años, y perteneciente a una importante familia tratante de animales salvajes. 

Más allá de eso, el programa en torno al City dejó muy buen sabor de boca entre la organización. Empezando por el viernes inicial, con unas 50 personas en la visita guiada a la Sala dos Naufraxios, en el Museo de Man; con el homenaje a tres hermanos Bajeras, buzos, por su humanidad, o con la obra de teatro Palilladas, que reunió en el público a unas 200 personas. En lo musical, y además de una foliada con talento de ocho agrupaciones, para la memoria quedarán el concierto de Bronteroc, de los locales Modesto Tajes y Alba, piezas de autor conviviendo con rock o canciones hechas para el momento, una de ellas dedicadas al tarabuelo de Modesto, Prajiño, uno de los primeros buzos de Camelle, fallecido en 1925 cuando se fue a pique el San Fernando. No menos talento exhibieron en su regreso a la localidad Adhara & Ritman: suya fue la sesión vermú del sábado, con la fuerza arrollada de Adhara Caamaño, A Cuncheira de Sofán, como ella misma explicaba en esta pieza.

Mucho para referenciar de lo vivido este fin de semana, aunque con seguridad puede aludirse a la recreación de la llegada de los náufragos, en la noche del sábado, como el momento máis «simbólico, emotivo e poderoso»», en palabras de Fernando. Ello, porque «condensa toda a nosa historia marítima e o noso patrimonio oral», perfectamente acompañado todo ello por la música de cámara de Kreze. Toca la campana real del City, donada en su día a la iglesia Espíritu Santo de Camelle, y a partir de ahí tres grupos de vecinos salen a la calle, vestidos de época, candiles en mano, también niños, al grito de: «Naufraxio en Arou! Acudide, veciños!». El resto es historia, con todas las letras, la de auxilio de un pueblo a quienes, la mayoría de la India, luchaban por salvarse en el agua. Ese mismo pueblo que hoy, a través de «entidades irmás» como son A Folja da Faneca y Mar Devalado, continúa trabajando contra el olvido brindando colaboración a Naufraxios Galegos.