Nauterra lo fía al bienestar animal y la mecatrónica

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Ana García

Especial FP Costa da Morte | El grupo conservero carballés, antigua Calvo, hace una apuesta por la formación. Desde hace cuatro años tiene suscritos acuerdos con centros de la Costa da Morte para incorporar al mejor talento de la FP

01 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Con 697 millones de euros de facturación, más de 5.000 empleos directos repartidos por todo el mundo —700 de ellos solo en la factoría carballesa de A Revolta— una flota pesquera integrada por diez barcos y presencia en más de 70 países, Nauterra, antigua Calvo, se consolida como uno de los grupos conserveros más importantes del mundo. Es el primero en España y el segundo de Europa por volumen de producción, en un sector tan complicado como es el de la conserva. Un ámbito en el que el grupo presidido por Luciano Calvo Pumpido apuesta por su propia enseña, mientras que en el ramo predomina la marca blanca. Pero además de números y ránkings, Nauterra lleva años apostando por la formación, tanto en las plantillas de sus diferentes centros de producción, como colaboradores, pero, sobre todo, realizando una apuesta clara por los que pueden en ser, en un futuro, trabajadores de Nauterra.

Una de las grandes apuestas del holding carballés se llama FP dual. Nauterra mantiene acuerdos de colaboración con centros de formación profesional dual de la capital de Bergantiños y concellos próximos que ofrecen este modelo educativo «a través de los cuales, los alumnos combinan la actividad productiva con el aprendizaje teórico en el propio centro educativo», explicaron desde Nauterra. Cuatro años de fructífera relación, ya que un gran número de alumnos especializados en mecatrónica —área multidisciplinar que incorpora elementos de electrónica, mecánica, robótica, sistemas de computación y fabricación— y seguridad alimentaria, forman parte de la plantilla una vez finalizados sus respectivos períodos educativos. También se ofrece desde la conservera bergantiñana «prácticas profesionales, con el objetivo de formar a futuros trabajadores», y de paso, permite a la compañía «identificar el talento», ese valor añadido tan necesario en una actividad tan marcada por la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). Cuando eso sucede, «y una vez finalizadas las prácticas» obligatorias tras finalizar las clases teóricas, estas personas se incorporan de forma automática a la compañía.

Pero de esta prolífica actividad formativa no solo se benefician los potenciales aspirantes a trabajar en la conservera. También es extensible a todas las personas que ya forman parte de Nauterra a nivel global, en las factorías y plantas de España, Italia, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Brasil y Argentina. El pasado año, según la empresa, cada trabajador del grupo, unos 5.000 en total, recibió «más de 36 horas de formación en 2023».

Una universidad corporativa propia, otro pilar fundamental en la tarea formativa

Además de buscar talento fuera que permita ampliar las economías de escala de la multinacional carballesa, Nauterra tiene habilitados otros canales formativos propios para mejorar el rendimiento laboral de sus trabajadores. Así, a través de la Universidad Corporativa Nauterra, todos los que conforman la plantilla tienen acceso directo a formación on-line para desarrollar habilidades «y formarse en aquellas cuestiones que puedan resultarles de interés, aunque no estén necesariamente ligadas a sus tareas diarias», señalaron desde la conservera. Una manera de actualizar conocimientos en un sector en claro crecimiento, sobre todo después de la pandemia, y muy ligado a la elevada competitividad. Los márgenes por unidad son cada vez más exiguos y el volumen de venta final es el que marca si una empresa termina el ejercicio con números rojos o en positivo. Y en el caso de Nauterra juega con un hándicap: apuesta claramente por enseñas propias para hacerse con su cuota de mercado mundial de la conserva.

Ademas de fomentar la promoción interna como herramienta de desarrollo profesional dentro de la compañía, Nauterra lleva a cabo cada año un sinfín de programas de formación específica. «Se colabora con distintas organizaciones externas para asegurar que aquellas personas de la organización que necesiten formación o conocimientos específicos sobre un tema, la reciban».

En un mundo tan globalizado, conocer otros idiomas se ha convertido en un objetivo, pero también en una prioridad. Sobre todo en Nauterra, cuya presencia en 70 países y con plantas distribuidas por Italia y Brasil, obliga a los trabajadores a tener una fluidez en el idioma. En la actualidad Nauterra imparte formación en inglés, francés, italiano y portugués.

La conservera con sede social en la capital de Bergantiños ya puso en marcha, hace tiempo, el programa, denominado de altos potenciales, «diseñados para identificar, desarrollar, y fidelizar a los colaboradores considerados futuros líderes clave, que puedan ocupar roles estratégicos dentro de la organización», apuntaron desde Nauterra.

Riesgos laborales

Toda esta formación profesional y de continuidad en el tiempo se complementa con otras iniciativas, como la prevención de riesgos laborales, la calidad alimentaria o normativas aplicables en el ámbito de la conserva y el bienestar animal, tan estrictas y cambiantes en el ámbito de la Unión Europea. También se fomentan cursos continuados en el puesto de trabajo, que estimulan la «versatilidad del trabajador».

Uno de los más empleados es el de la rotación de puestos «por unidad productiva». «Se hacen formaciones en el propio puesto de trabajo y son coordinadas por un compañero experto. Todo está monitorizado, por lo que a través de estos cursos se permite identificar a las personas mejor formadas y preparadas y en qué procesos pueden ser más eficientes».

BASILIO BELLO

Valor añadido para alcanzar en el 2025 los objetivos de sostenibilidad

Si existe un perfil de trabajador en el que Nauterra se ha fijado en los últimos años es el de especialista en bienestar animal. Con una normativa comunitaria cada vez más exigente y restrictiva, donde el impacto medioambiental juega un papel caramente relevante, el grupo dio un paso más justo antes de la pandemia, al presentar su proyecto de sostenibilidad con un exigente horizonte de cumplimiento: 2025.

Este programa se tendrá que materializar en 21 objetivos de reducción de impacto en tres áreas: océanos, medio ambiente y personas. Una de las prioridades es que el 100 % de los lomos de atún empleados en los procesos de producción tengan un origen certificado como responsable y sostenible. Nauterra está a punto de lograr el objetivo: «Cerramos el 2023 con un grado de cumplimiento del 86 %», indican desde la compañía.

Otro de los objetivos del grupo conservero es reducir el impacto de la actividad desarrollada por la flota, integrada por seis atuneros, dos mercantes y dos buques de apoyo. Los barcos limitan, incluso por encima de lo que establecen las normativas al respecto, el uso de dispositivos de concentración de peces. Los buques descartan por completo sistemas de pesca lesivos para otras especies, como las tortugas, priorizando el cerco no enmallante.

Otros de los objetivos fijados es reducir en un 10 % el consumo de energía, agua y emisiones por tonelada de producto terminado. De forma paralela, lograr que el 50 % de la electricidad consumida proceda de las renovables. «En este caso ya hemos logrado el objetivo para el período 2020-2025. Nos situamos por encima del 90 % en el uso de electricidad de origen renovable a nivel mundial».

Pero, sin duda, una de las grandes apuestas del grupo Nauterra antes del 31 de diciembre del 2025 es valorizar el 100 % de los residuos generados en todo el mundo en sus diferentes procesos de producción: «El objetivo es generar el denominado residuo cero y estamos a punto de lograrlo. En el 2018 valorizábamos el 52 % de nuestros residuos y cerramos el 2023 por encima del 97?%».

También logró certificar las fábricas de España y Brasil, tanto las de envases como las de producto terminado, y quedaría por certificar la fábrica de El Salvador. A día de hoy, de los 21 objetivos fijados por Nauterra de obligado cumplimiento antes del 2025, se han cubierto en su totalidad ya ocho, según explica la compañía en su web.