La iglesia de Rus y el privilegio de un Jubileo perpetuo que motivó su ampliación
CARBALLO MUNICIPIO
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Las huellas de la religión | Gracias a una escritura del 15 de mayo de 1674, hay constancia de que eran muchos los devotos que asistían en ese día para obtener la indulgencia plena de sus pecados
15 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La pasada Nochebuena, el papa Francisco abrió en San Pedro del Vaticano la Puerta Santa que se encuentra en el atrio de esta Basílica, dando así principio al Jubileo Romano que se celebra cada veinticinco años. En la tarde del domingo 29 de diciembre se hacía también, aunque sin la apertura de la puerta, en la Catedral de Santiago, quedando designada para ganar las indulgencias y las gracias espirituales para aquellas personas que no puedan acudir a Roma. En la Costa da Morte fue nombrado para tal fin el santuario de A Barca de Muxía y, en Arteixo, el de la Virgen de A Pastoriza.
Aunque los siglos precedentes ocultaron esta prerrogativa, existe un templo en Bergantiños que cuenta con el privilegio de un Jubileo perpetuo, que se podía lucrar cada segundo domingo de mes a semejanza de los anteriormente citados: la iglesia de Santa María de Rus. No sabemos cuándo o qué pontífice otorgó esta concesión a la iglesia carballesa; lo que está claro es que, gracias a una escritura del 15 de mayo de 1674, hay constancia de que eran muchos los devotos que asistían en ese día para obtener la indulgencia plena de sus pecados, y que la costumbre estaba asentada entre los fieles de la comarca.
Este documento muestra sobre todo el aspecto de la iglesia, que era angosta, vieja y escasa para la multitud de feligreses y romeros, sobre todo de aquellos que iban y venían de Santiago, ya que el camino transcurría frente al atrio. De hecho, será común que algunas familias que se dedicaban al comercio o a oficios itinerantes recibiesen en la iglesia de Rus, dada su cercanía con la vía a Compostela, algunos sacramentos, como muestran el archivo.
Templo pequeño
Así dice la escritura precitada acerca del jubileo y de la popularidad espiritual del templo, y la necesidad de ser ampliado: «Dicha iglesia es muy pequeña y en particular el coro de ella y estar de mala calidad y no tener la capacidad que se requiere para los vecinos y feligreses poder oír misa y con la comodidad que deben hacerlo por cuya causa muchas personas la oyen desde la puerta principal afuera y además de ello ser un templo de grandísima devoción donde concurre mucha gente de diferentes partes y haber un Santo Jubileo cada un día domingo segundo de cada mes y por estas devociones y gente que concurren mayormente que la de dicha feligresía como va referido no caber en dicha iglesia por lo cual estaba acordado el que se alargase un poco el coro [...] por ser muy pequeño que habiendo tratado y considerado por muchas veces entre dicho rector les decía se acordó que [...] se alargue y adelantase».
El arquitecto que asumió la ampliación fue fray Tomás Alonso, monje benedictino y maestro de obras de San Martiño Pinario. Este «se obligó con su persona y bienes espirituales y temporales habidos y por haber de hacer todas las dichas obras a su costa riesgo y ventura en la conformidad que queda declarado entera y llanamente sin que falta cosa alguna sin pedir ni de mandar más de tan solamente los dichos cuatrocientos y cincuenta ducados con que se contentó a su placer y voluntad y aunque las dichas obras importen o pudieren valer o importar más o menos, no pedirá ni alegará cosa ninguna». De este modo, indirectamente la influencia del Jubileo y la cercanía con el Camino Real, y más directamente la afluencia de fieles y el amplio número de feligreses, motivó que esta ampliación fuese el germen de la majestuosa arquitectura que hoy vemos.
Pasados los años, el 21 de septiembre de 1789, dada la soledad de la iglesia y la vulnerabilidad que esta presentaba hacia los amigos de lo ajeno, los vecinos decidieron crear una pequeña aldea ex novo en el entorno del templo, para hermosearlo, protegerlo y cuidar del culto, en el solar que ocupaban unos tinglados y alpendres llamados «de san Sebastián». Estos edificios o viviendas servirían «para habitación de dos artesanos o de uno que ocupe y ejercite al empleo de maestro de niños por la mucha proporción que ofrece el sitio para la concurrencia y educación de estos y de otro que sirva de sacristán toque las campanas a oraciones, cuide del aseo y limpieza de la motivada iglesia y haga más concerniente a este empleo de que dicha iglesia necesita».