Joyas que necesitan albañil a diario

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

DUMBRÍA

02 abr 2025 . Actualizado a las 16:05 h.

Los pazos son a las construcciones gallegas lo mismo que un diamante pulido a la joyería. El problema es que para que lo sigan siendo hace falta una tremebunda labor de conservación. En la comarca son varias las familias que están inmersas en esa tarea. Algunas lo hacen porque tras las paredes de esas edificaciones está el legado de sus antepasados y al valor material de las construcciones se suma el sentimental. Otros no heredaron nada. Obtuvieron la propiedad nobiliaria con la billetera. Pero por sus palabras se nota que hay un punto de romanticismo en la compra de estos edificios. Un ejemplo del primer caso es Filomena Teresa de la Senra, dueña de Torre de Xunqueiras de A Pobra y encargada de defender la herencia de sus ancestros. Una muestra del segundo es Carmen Pérez, que junto con su marido adquirió el noiés pazo de Forno do Rato. Aunque sus historias son distintas, las mismas empiezan a hablar con palabras similares: «Es costosísimo mantener edificios así, necesitan obras siempre,».

A Filomena Teresa de la Senra le gusta destacar que su pazo, que es un bien de interés cultural (BIC) se mantiene en exclusiva con capital privado. «Hacemos muchísimo esfuerzo. Sacrificamos mucho por esta casa pero el cariño que le tenemos lo compensa». En Torre de Xunqueiras su familia pasa, sobre todo, las temporadas estivales, aunque Filomena a veces también está en invierno. En todo caso, en el edificio permanecen siempre sus cuidadores «además de albañiles y carpinteros, que están prácticamente todo el año porque hay que reparar todo lo que se va deteriorando, porque si se deja pasar el tiempo luego el problema es mucho mayor». Una parte de las instalaciones están destinadas a alojamiento. Cuenta Filomena que su familia, en la medida de sus posibilidades, se vuelca con la casa: «Una sobrina se llevó este año cuadros para restaurarlos. Lo hacemos todo poquito a poco, como se puede».

Negocio turístico

Carmen Pérez, una vecina de Dumbría casada con un suizo, atiende al teléfono, precisamente, desde el país alpino, donde tiene fijada su residencia habitual, aunque el matrimonio pasa temporadas en Galicia. Señala que en el 2006 compraron el pazo noiés Forno do Rato -el único BIC civil del casco histórico- cuando buscaban una propiedad para abrir un negocio turístico. Y en ello están. Hicieron obras pero todavía les queda por rehabilitar. No se arrepienten de la compra: «Es difícil arreglarlo por el coste y el papeleo, pero espero que vaya bien», dice Pérez.

«El electricista, el carpintero y el albañil están siempre en nuestra casa. Siempre hacen falta»

Filomena de la Serna

«Lo compramos en el 2006 y estamos contentos, aunque nos gustaría ir a más, acabar las obras»

Carmen Pérez