«Había que entrar xa, se non morría»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

DUMBRÍA

Ana Garcia

Dos agentes, naturales de Dumbría y A Coruña, se jugaron la vida para salvar a un joven de un incendio en su casa

19 feb 2020 . Actualizado a las 13:15 h.

«Había tanto humo que no veíamos nada. Íbamos a ciegas. Lo pasamos realmente mal porque queríamos salir del piso y no encontrábamos la salida. Fue muy angustioso». Eva Iglesias López es guardia civil en prácticas. Está adscrita al puesto principal de Arteixo desde finales de junio del pasado año. Nació en A Coruña (1991) y es licenciada en filología hispánica. Se define como agente «de vocación tardía», pero de vocación al fin y al cabo.

El pasado jueves, día 13, tuvo turno de noche. Entre sus compañeros se encontraba Samuel Rodríguez López. Nació en 1984 y es natural de Buxantes (Dumbría). Está casado y tiene dos hijos. Lleva en Arteixo desde el 2011, tras un periplo que lo llevó por Corcubión, Laxe y Santurce. En su caso, la vocación le vino a una edad muy temprana: «Con 16 xa o tiña claro e con 18 fixen as probas de acceso». En su caso, su tío Juan Manuel, destinado en Zaragoza, tuvo mucho que ver en su decisión de ser guardia civil.

Eva y Samuel estaban en el puesto cuando sobre la una menos diez de la madrugada recibieron una llamada. Se había producido un incendio en una vivienda de la urbanización Sol y Mar, en la parroquia de Oseiro.

«Fomos os primeiros en chegar», relató Samuel Rodríguez. Salieron corriendo del vehículo patrulla y subieron por las escaleras. «Ao chegar ao segundo piso, vimos unha porta medio aberta e abrímola. Saíu unha fumareda de cor negra incrible». Pero en el interior del inmueble había, por lo menos, una persona: «Era un varón, que pedía auxilio», indicó Samuel Rodríguez. Y añadió: «Había que entrar xa, non podiamos esperar aos bombeiros e os sanitarios, senón aquela persoa morría seguro, porque o fume invadíao todo». Los dos agentes accedieron al inmueble a gatas: «O fume vai cara arriba e á única bolsa de oxíxeno soe estar a ras de chan, a uns 60 centímetros, máis ou menos. Así foi como entramos».

A oscuras

Accedieron a la vivienda completamente a oscuras y en un momento dado entraron en una habitación: «Cremos que era o salón». De repente, las manos tocaron unas piernas: «Aquela persoa xa non pedía auxilio. Estaba de pé e, entre os dous, tirámola ao chan e arrastrámola cara a saída». En el rellano comprobaron que se trataba de un joven, de 19 años. Tenía todo el cuerpo ennegrecido y los dos uniformados le preguntaron si había alguien más en el domicilio. Pero no respondía: «Estaba en estado de shock, medio inconsciente, no hablaba», explicó Eva Iglesias. Dejaron al joven en el rellano, en una posición que le permitiera respirar con tranquilidad y decidieron regresar al piso: «Nese momento non pensas nos perigos, só pensas en salvar á xente», apuntó Samuel Rodríguez.

Otra vez a gatas

Eva y Samuel entraron de nuevo en el inmueble. Otra vez a gatas. Pero el humo iba a más y la cantidad de oxígeno a ras de suelo, a menos: «Fue todo mucho más complicado». Ambos fueron cuarto por cuarto, «palpando camas, mesas, sillas, sofás... Y gritando si había más gente», señaló Eva Iglesias. «Pero no había nadie». En un momento dado llegaron a la cocina, foco del incendio. «Co que tiñamos a man, puxémonos de pé e comezamos a apagar o lume», dijo Samuel Rodríguez. Y lo consiguieron.

Pero ellos también empezaron a sufrir los perniciosos efectos del monóxido de carbono. Llegó el momento más complicado del angustioso rescate: «Empezamos a sufrir los efectos de la inhalación de humo y tratamos de buscar, de forma desesperada, la salida, porque nos quedábamos sin aire. Samuel y yo no nos veíamos y eso que estábamos juntos. Teníamos que tocarnos para poder guiarnos por una casa de la que no teníamos referencias. En un momento dado pensé que habíamos dado con la salida y nos encontramos dentro de un cuarto de baño», relató Eva Iglesias. Instantes después y completamente a ciegas y exhaustos, dieron con la puerta principal.

Atención sanitaria

Como consecuencia del incendio en la vivienda, el joven precisó de ingreso hospitalario y los dos agentes del instituto armado tuvieron que ser atendidos por la grave inhalación de humo sufrida.

A Eva Iglesias, incluso, le diagnosticaron disnea pulmonar, de la que, por suerte, ya se recupera. Eso sí, los dos agentes estuvieron vomitando todo el fin de semana. Por suerte, todo quedó en un gran susto y los tres pueden contarlo.