«No Rostro sempre aparece de todo»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

FUENTES

Ramón Redonda fue uno de los muchos testigos de la avioneta volcada en la playa más grande de su parroquia, Sardiñeiro

11 oct 2020 . Actualizado a las 20:41 h.

La imagen. 30 de agosto de 1979. La imagen ha sido cedida por el ceense Daniel Araujo, quien a su vez recuerda que hace años circuló en diversos foros de la comarca. Aquel día fueron bastantes (aunque ni de lejos las cámaras estaban tan extendidas como en la actualidad) los visitantes que le sacaron fotos a la avioneta. El fotógrafo Juan Fuentes también lo hizo, y cree que esta es de su autoría. En todo caso, refleja la normalidad y casi indiferencia de los vecinos ante un hecho tan singular. Al no haber heridos, se vio como un incidente llamativo, pero sin causar ninguna alerta.

JORGE PARRI

El protagonista. Ramón Redonda González. No sale en la foto. Llegó antes o después de que se hiciese, pero aquel día la playa fue un foco incesante de visitas de vecinos de la parroquia y alrededores. A Ramón le suenan las caras, especialmente la de una de las mujeres, pero tiene dudas. Han pasado casi 40 años. Él no olvidará su caso en la vida. Cuando regresaban a la carretera para coger su coche, un 600, a su mujer se le abrieron los puntos de una reciente intervención, por caminar sobre la arena. Tuvieron que irse volando, por la AC-552, al entonces Juan Canalejo. Por cierto, ese mismo año fue elegido concejal. Y hasta el 2015 ya sin parar.

La historia. El 30 de agosto de 1979, una avioneta monomotor que viajaba de Oporto a Biarritz, en la costa suroeste francesa, tuvo que aterrizar de emergencia en la playa de O Rostro, en Fisterra, por una avería en el motor. El aterrizaje se hizo en condiciones relativamente razonables para las circunstancias, pero al final dio una vuelta de campana debido a que se atrancó el tren delantero. En todo caso, a los dos ocupantes, de nacionalidad inglesa, no les pasó nada. La noticia, debido a su singularidad, tuvo un eco notable en las localidades cercanas de la parroquia de Sardiñeiro y en Fisterra en general, pero dado que no hubo daños, poco más trascendió de que lo pasó después, si logró despegar en el mismo arenal tras el arreglo o si fue remolcada para su reparación.

En todo caso, el incidente quedó grabado en los carretes de algunas cámaras y en la memoria de muchos vecinos, que acudieron a ver qué había pasado.

Uno de ellos fue Ramón Redonda González, que fue concejal hasta el año 2015 de manera ininterrumpida desde aquel 1979 (apenas llevaba dos meses en el cargo. Natural de Corcubión, desde 1964 reside en Sardiñeiro, a donde pertenece O Rostro. Recuerda el accidente de la avioneta de una manera muy nítida por dos motivos. Una, el suceso en sí mismo: nunca antes había visto, ni volvería a ver, un avión en la arena. «Axiña se chegaba, está alí moi cerca do lugar de Castrexe», explica. Otro, que acudió con su mujer, operada recientemente. El paseo playero hasta el aparato le jugó una mala pasada y se marcharon de urgencias hacia A Coruña.

Recuerda que el aparato estaba solo, sin el piloto y el acompañante. Y que el estado de la aeronave era bueno, con la salvedad del vuelco. «A verdade é que impresionaba un pouco», añade. Pero en O Rostro siempre ha habido sorpresas. «No Rostro sempre aparece de todo. É mar aberto, chegan cousas dos barcos, doutras partes. Anda se ven galletas de chapapote de vez en cando». Y restos de un barco hundido, aunque ya van a menos. Esas crebas, diminutas o grandes, las han llevado al arte y a la literatura autores como Manuel Sendón o Miro Villar.

Claro que los aterrizajes forzosos en las playas de la Costa da Morte no son nada extraordinario. El último se produjo hace 14 años en Razo, un Aviocar militar. Y durante la segunda guerra mundial ocurrió en varias ocasiones en Fisterra, Camariñas, Ponteceso, Touriñán y Traba de Laxe. Justamente este último caso está muy documentado.

Fue en octubre de 1944, un bimotor Douglas del transporte de los Estados Unidos que tuvo que amerizar en Laxe por un problema de motor. El vecino Jesús Valiña relataba en la Voz lo que vio hace 5 años. El piloto era Eugene Casale. Aún vive, en Connecticut. El mes que viene cumplirá 97 años.

En la portada del periódico

El incidente del aeroplano apareció en la portada de La Voz de Galicia del 31 de agosto de 1979. Una telefoto suministrada por la agencia Efe recogía el vuelco del aparato, indicando los pormenores del accidente y que los dos ocupantes habían resultado ilesos. Como en otros casos, especialmente marítimos, el llamado «turismo de catástrofes» hizo el resto y propició la llegada de más curiosos. Nada que ver con lo que ocurrió en abril del 2003, cuando un Aviocar del Ejército del Aire español tuvo que aterrizar de emergencia por falta de combustible en Razo: las dos jornadas que permaneció allí fueron casi de romería.