El hotel literario Bela Fisterra y el Concello promovieron un acto de homenaje al escritor, que veraneaba en Langosteira en los ochenta. Se cumplen 20 años de su fallecimiento
20 feb 2022 . Actualizado a las 00:07 h.Los marineros de Fisterra, donde termina el mundo y comienza el país de los muertos, conocen a cada una de las ballenas y las llaman por su nombre propio, como si fueran personas o caballos (...)
Camilo José Cela escribió estas palabras en la novela Madera de boj. Fueron las elegidas en su día por un comité de expertos para la habitación llamada precisamente así, Boj, en el primer hotel literario de la Costa da Morte, el Bela Fisterra. Sus instalaciones, con vistas a la playa de Langosteira, donde el Nobel de Literatura veraneó en los 80, fueron escenario este sábado de un homenaje organizado desde el hotel y el Concello fisterrán, por los 20 años de la muerte del escritor. «Don Camilo», como se refirió a él en todo momento Pepe Formoso, responsable del hotel, regresó este 19 de febrero, de alguna forma, a Fisterra. Lo hizo, incluso, a través de su propia voz, pues comenzó el acto con una lectura suya de Madera de boj (formato cedé, edición limitada). El encuentro, incidieron Formoso y Teresa Fernández, edila de Cultura, pretendía ser «lembranza e gratitude» a quien hizo de Fisterra «un mundo de universal grandeza literaria». Intervinieron varias voces.
Iván Rodríguez, bibliotecario de la Fundación Camilo José Cela, habló de la relación del Nobel con la Costa da Morte durante su estancia en la comarca para escribir Madera de boj. «A literatura española está chea de grandes escritores, pero Camilo José Cela é un dos poucos renovadores do idioma cos que conta a historia», apuntó de su lado el escritor Paco López-Barxas. Con su experiencia como periodista, editor, autor y conferenciante, dijo de Cela que «nunca foi amigo de medias tintas nin de paños quentes», «amosando unha especial predilección pola sustancia poética das palabras». José A. Ponte Far, profesor y crítico, analizó la obra narrativa, sobre todo aquella, como dicen desde el Bela Fistera, donde «agroma de forma máis explícita a realidade galega dentro do universo celiano»: La Rosa, La cruz de San Andrés, Mazurca para dos muertos o Madera de boj. Equiparó al escritor «ás grandes figuras das nosas letras», como Cervantes, Quevedo, Góngora o Valle-Inclán.
De su lado, el poeta fisterrán Modesto Fraga se acercó al Cela poeta de Pisando la dudosa luz del día, abordando asimismo sus tres poemas escritos en gallego en el año 1957: Romaxe da historia natural, Canzón para unha muller aldraxada polo tempo y A unha rapariga garatuxeira.
La edila Teresa Fernández, finalmente, entregó a la Fundación Camilo José Cela, en nombre de la corporación municipal, un retrato del escritor, de la autoría de la pintora Isabel Pintado, también presente. Lo recogió Iván Rodríguez.