«El viento volcó el velero y me encontré en el agua a más de tres millas de la costa»

Ramón Vidal Castro

LAXE

Escribe Ramón Vidal Castro: «(...) En aquellos tiempos Túnez estaba gobernado con mano de hierro por el dictador Ben Ali, hasta que fue derrocado por una revuelta popular en la célebre Primavera Árabe del 2011, y en aquel tiempo la policía tunecina era el instrumento de represión de la dictadura. Recuerdo que en una ocasión fui interceptado...(...)»

04 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el año 1996 dio comienzo una de las partes más importantes de mi carrera profesional: la empresa para la que trabajaba me propuso ir a Túnez, concretamente en la Isla de Djerba, por aquel entonces uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo, a gestionar la apertura y puesta en marcha de un hotel.

Con 29 años allí me fui, no solo con la responsabilidad que implica la apertura de un hotel, sino también con la inquietud de encontrarme con una cultura diferente a la mía, en la que las relaciones humanas juegan un papel muy importante. Me sorprendió gratamente la extraordinaria amabilidad de los tunecinos, su encomiable esfuerzo para agradar a los visitantes, pero sobre todo su profesionalidad y capacidad de trabajo, algunos de ellos formados en Francia, pero todos con absoluta disposición para dar al cliente el trato más exquisito.

La puesta en marcha comenzó con un arduo trabajo de selección de personal, durante la cual descubrí la calidad humana de aquella gente. Uno de ellos se presentó a la entrevista con las manos y la cara llenas de grasa y empapado en sudor. Cuando le preguntamos cómo venía de aquella guisa a una entrevista de trabajo, se disculpó explicando que venía desde su pueblo a muchos kilómetros de distancia y que había tenido que reparar la bicicleta él mismo para poder llegar a tiempo, aquello era habitual…

Después de dos meses de un trabajo agotador preparando la apertura sin haber salido ni un solo día del hotel, me tomé un respiro y salí a cortarme el pelo al cercano pueblo de Midoun. Saludé al portero vestido de uniforme y me sentí como un preso que por fin es liberado después de cumplir condena. Las jornadas eran de 18 horas y siete días a la semana, pero paso a paso fuimos avanzando y un buen día por fin logramos estar preparados y abrimos el hotel.

En aquellos tiempos Túnez estaba gobernado con mano de hierro por el dictador Ben Ali, hasta que fue derrocado por una revuelta popular en la célebre Primavera Árabe del 2011, y en aquel tiempo la policía tunecina era el instrumento de represión de la dictadura.

Recuerdo que en una ocasión fui interceptado por dicha policía cuando volvía conduciendo el automóvil del hotel de una gestión en el aeropuerto. Como no tenía permiso de residencia, ya que tardaban una eternidad en tramitarse, me vi en el calabozo dando explicaciones de mi estancia ilegal en el país, y sin pensarlo mucho arranqué como en las películas de policías, levantando polvareda y viendo por el retrovisor cómo aquellos hombres se subían al coche patrulla para perseguirme. La adrenalina me hizo conducir como un experto, y gracias a la experiencia adquirida en las curvas de las tortuosas carreteras de la Costa da Morte despisté a mis perseguidores y la aventura acabo sin consecuencias.

Mi estancia en Túnez no fue solo trabajo, mucho al principio, eso sí, pero después tuve momentos para disfrutar también del país, saborear la cocina local, deambular por los mercados tan típicos del norte de África, y visitar las ruinas de las civilizaciones pasadas, como Cartago. Pero también tuve la ocasión de navegar en un catamarán propiedad del hotel que estaba a disposición de los clientes, que aunque era para dos tripulantes yo lo manejaba solo debido a mi experiencia en vela ligera navegando en la playa de Laxe.

Fue la víspera de mi despedida del Hotel, cuando ya tenía todas mis pertenencias empaquetadas para coger el avión de vuelta a casa. Me fui a relajarme dando un paseo con el catamarán, y empujado por una suave brisa salí a mar abierto. Al rato, con el cansancio y el ajetreo de mis últimos días en el hotel, me quede dormido rumbo a la costa de Libia. Me desperté sobresaltado cuando una fuerte racha de viento volcó el velero y me encontré en el agua a más de tres millas de la costa y sin posibilidad de adrizar el barco por mí mismo. Por fortuna fui echado en falta y después de más de cinco interminables horas, en las que me acordé de mi madre cuando me decía que no saliera a navegar solo, me rescataron y con un susto enorme en el cuerpo me despedí de Túnez y volví a casa con lágrimas en los ojos después tantas experiencias vividas.

Algunos datos: Ramón Vidal Castro, natural de Laxe, profesional hotelero con más de 27 años de profesión, ha dirigido algunos de los más importantes hoteles de España y se ha hecho cargo recientemente de la puesta en marcha del complejo hotelero y congresual Palacio de Congresos de Palma, que convertirá a la Isla de Mallorca en uno de los principales destinos europeos de turismo de congresos y convenciones.