





















La fiesta es más gastronómica que gran cita comercial, pero mantiene ese espíritu de día especial
30 oct 2016 . Actualizado a las 21:33 h.En la Feira das Fabas de Ponteceso, celebrada ayer, uno podría esperar un mercado de legumbres como el que se encuentra en muchos lugares. Lo hubo, pero ya no es el caso. Los tiempos han mudado y cada vez son menos los agricultores que acuden con sus sacos a vender, buscando el mejor precio, siempre diferente según la hora y según el regateo.
Vaya si lo hubo, y lo recordó Emma Alvarellos, la pregonera, quien hilvanó un bonito discurso sentimental y reivindicativo, sin papeles, tirando de memoria y pasión. No le resultó complicado a esta profesora de historia, que nació y creció precisamente en ese Campo da Feira que tanta vida ha insuflado a Ponteceso durante muchos años. Evocó aquel bullicio de las celebraciones, sobre todo las del «día especial». Habló de las fotos de Vidal, de la fruta de María de Buño, de los oleiros, de los cachivaches de los feriantes de Carballo... «A feira era un escaparate», dijo. Un símbolo de Bergantiños, un gran punto de reunión comarcal. Vistas las 700 plazas que había ayer bajo la gran carpa, lo sigue siendo, pero más hacia la vertiente gastronómica. Y no solo de fabas viven los visitantes (ración a 5 euros: fabas, vino, pan y castañas asadas), porque la pulpeira de al lado estaba concurrida desde bien temprano. Los puestos de venta eran pocos, pero bien surtidos, incluso alguno con pés de millo, y mucho producto local, que también se denomina ecológico. Y algún coche clásico bonito, para descansar la vista.
No obstante, la protagonista de verdad es la faba. La grande, la de clase asturiana, no la del caldo ni la del riñón. Y todas de la misma finca. Josefa Amado Mosqueira es la artífice de la gran olla desde hace 26 años. Una institución de la cocina, nada menos que 44 años en los fogones del colegio, aunque sin olvidar a Pablo, del restaurante A Pesqueira, y a Manolo, cristalero de Beres, pero gran ayudante en la preparación.
No es fácil preparar tantas raciones, y además para servirlas en su punto a tanta gente, pero para eso está el trabajo incesantes desde las 6.30 de la mañana, que se inicia en el colegio y sigue después en el recinto. Josefa suelta de carrerilla los ingredientes: aceite, ajo, perejil, carne de cerdo, cebolla, comino, pimentón, dulce y picante; colorante, chorizo, (evidentemente) fabas y el «secreto» que, admite, le dan ese sabor a las raciones.
Además de comer, hubo mucha música, con Inllar, O Tren da Unha y Ciudad Cristal. Hoy sigue la animación en Ponteceso, con el grupo Brasas de Fisterra por bares y calles, y después con preparaciones alimenticias con fabas como elemento destacado en varios locales hosteleros.