Ponteceso exalta con sus fabas el valioso «espírito de comunidade» vecinal
PONTECESO
Gil da Campara, en representación de los ganaderos que fueron vitales en los fuegos de agosto, afirmó en su pregón: «Os lumes hai que apagalos de inverno»
26 oct 2025 . Actualizado a las 13:43 h.«Un encontro coa nosa xente, coa nosa terra, cos nosos produtos»: así se reivindicó este sábado la 33.ª Feira das Fabas de Ponteceso, de iniciativa municipal. José Manuel Mato, alcalde, había deseado horas antes en Radio Voz buen tiempo, y buen tiempo otoñal tuvieron, tanto así que las fabas de Ponteceso se degustaron dentro de la carpa y en sus aledaños. Al frente de la gran olla, manos y pericia como la del cocinero Pablo Blanco, un histórico. A cualquiera le entraba por los ojos una de esas cazuelas revitalizantes.
Fue, como cada año, una fiesta de «comunidade», pero quizás en esta ocasión incluso más, pues el pregón del ganadero José Manuel García Gil, Gil da Campara, de la parroquia de Cores, era el símbolo de esa colaboración. Con su elección, representado a todos los ganaderos de Ponteceso que en la oleada de incendios de agosto fueron vitales en la extinción, el Concello quiso homenajear este gesto.
De tal forma que, además de sus palabras, llamó el regidor a subir al palco a todos estos profesionales. Una foto de familia y unos detalles que recordarán siempre algo que dijo Gil, «orgulloso» de dar voz al sector en tierra propia: «A solidariedade e unión dos veciños fixo posible que non houbese vítimas mortais nin perdas de bens inmobles. Saíu ese espírito que levamos dentro».
En este sentido, Gil —que agradeció a la corporación el tributo y a todas las fuerzas implicadas en los fuegos, su trabajo— evocó las raíces de esta actuación desinteresada. Recordó algo que los labradores aprendieron desde niños, de padres y abuelos: la colaboración en las eiras, en las agras e época de sacha, en las leiras para el ensilado: «O espírito que eles nos ensinaron foi o que fixo posible que nos incendios se acadaran os resultados que acadamos». Se recordó también de niño, impotente por no poder ayudar, y esa misma sensación la tuvo al pasar por O Couto con sus hijos y ver las llamas detrás de las casas.
Igual le pasó a otros: así, en cuestión de pocas horas eran decenas los que con sus cisternas y demás trataban de echar una mano: «O sector agrogandeiro, en momentos difíciles, está aí para axudar». Montes de mancomún, valor añadido o mejores accesos para posibilitar el paso de vehículos de emergencia pasaron asimismo por el discurso del ganadero, que fue claro: «Os lumes hai que apagalos de inverno».
Una buena forma de apelar, pues, a la prevención. Asunto bien serio en una fiesta a la que llamó a disfrutar, no sin antes agradecer las manos voluntarias que lo hacen posible —muchas— o el legado «de homes e mulleres» de todo el municipio. Y como celebración sin música no hay, en Ponteceso tuvieron a Os Picurruchos y a Judith Cundíns para animar la velada.