Lejos quedan los tiempos en los que los concellos, y en general los vecinos, ignoraban los monumentos megalíticos. Y, cuando no se ignoraban, se aprovechaban sus grandes losas para una pontella sobre un regato. Las cosas han cambiado, e incluso existen pugnas entre administraciones limítrofes para quedarse con la titularidad de los monumentos.
Son pugnas pacíficas, que se llevan al terreno de la documentación o a atribuir pertenencias distintas según las guías o señales de cada municipio. Un ejemplo es el dolmen Pedra da Arca, que estaría en Olveira (Dumbría), según unos, o en Baíñas (Vimianzo), según otros. De lo que no hay duda es de que ocupa la línea divisoria. Para solventar dudas, el Concello de Vimianzo encargó recientemente un informe a un técnico municipal en el que, según el concejal Manuel Rodríguez, queda claro que es vimiancés: «Ademais, a finca na que está é de Baíñas, e aquí sempre se dixo -él mismo es vecino de la parroquia- que era noso».
No hace mucho, el director xeral de Patrimonio, Xosé Ramón Rey Pichel, acudió al lugar acompañado de las autoridades vimiancesas anunciando futuras mejoras, dentro del plan sectorial que por fin se ha puesto en marcha.
El alcalde de Dumbría, José Manuel Pequeño, no lo tiene tan claro. Para ello, se basa en los mojones y deslindes, con datos aportados por el Instituto Geográfico Nacional. En el plano del plan sectorial, dice, hay un error, y una casa de Regoelle (Olveira) se sitúa como de Vimianzo, lo mismo que el acceso, que es dumbriés. Cree que, al 90%, el dolmen pertenece a Dumbría.