«No se puede vivir sin tener dentro utopía»

P. Blanco, V. Couto CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

El cómico, que se define a sí mismo como payaso, se subirá hoy al escenario de la Casa de Cultura de Vimianzo: 21.00, gratis. Allí ofrecerá el espectáculo teatral «Utopía»

16 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

N o se puede vivir sin tener dentro de uno una idea utópica, un paraíso personal al que ir acercándose. Así lo cree Leo Bassi, actor y cómico italiano, aunque nacido en Nueva York (1952). De hecho, para su espectáculo de esta noche en Vimianzo (21.00, Casa da Cultura, gratis) viene cargado de Utopía. Es el título del espectáculo: «Utopía es como una palabra un poco maldita. Hoy en día es difícil hablar de ella, pero para mí es esencial. Yo no tengo miedo a decir que soy utópico. Sin utopía, uno vive en el día a día. Es la utopía la que nos permite tener proyectos, proyección hacia el futuro», contó ayer en Radio Voz Bergantiños. Por eso ha querido hacer una suma de utopías bajo una función. Utopías que salen de su pasado: «Yo soy un payaso. Vengo de una familia de muchas generaciones de payasos. Uno no puede ser payaso si no tiene dentro utopía».

Son muchos años de trabajo, y en muchos continentes, los que acumula Leo. Últimamente, además de por España, anda mucho por América del Sur. También Rusia. Ha evolucionado y, eso, a veces, implica volver al origen. Alude, por ejemplo, a la figura del payaso blanco, «casi totalmente olvidada hoy en día». Confiesa que, durante un tiempo, incluso él mismo no pensaba en ella, buscando solo hacer reír, «hacer el tonto», en programas por los que se le conoció mucho, como Crónicas Marcianas o El Hormiguero. El payaso blanco que ahora pretende Bassi es otra cosa: no es el de la nariz roja, sino un personaje mágico y poético, elegante, un príncipe de la pista que asocia a la idea de utopía. Era, en el inicio de los espectáculos circenses, el payaso que estaba detrás, que tenía una autoridad benévola, que dirigía la situación, seguro de sí mismo: «Creo que, habiendo perdido la presencia del payaso blanco, el circo pierde también su magia». Con Utopía, Leo quiere darle energía y vitalidad al público: «Inspirar, esa es la palabra». Contarles que es posible creer en las cosas, «incluso con la situación política de hoy», una realidad a la que su espectáculo se aproxima (gobierno que no se forma, coaliciones que se buscan...): «Todo esto tiene un sentido únicamente en función de la utopía. Formar un gobierno solo para un día no tiene sentido, de ahí el llamamiento a la gente para exigir una visión utópica a sus políticos».

El humor como herramienta

Bassi incide en una idea: el humor es neutro, una herramienta: «Hay humor racista, misógino, fascista, democrático, lleno de amor... El humor no es nada por sí mismo: es una manera de hacer llegar con más facilidad una idea». Lo compara con la poesía: «Le permite a un creador decir en cinco palabras algo que igual tardaría diez páginas en prosa. De la misma manera lo hace un chiste que funciona y hace reír. El humor es un instrumento útil, pero por sí mismo nada, como un martillo, que puede clavar un clavo, hacer una casa o romperle la cabeza a alguien», ríe.

El tipo de humor que trae a Vimianzo con Utopía es «positivo, lleno de esperanza, no cínico, sino todo lo contrario». El humor de un payaso, reflexiona, un humor infantil, una búsqueda de la inspiración a raíz de una risa de «apariencia inocente», pero que es más complicada por debajo. Cree Bassi que para llegar a ese humor de niño es preciso llevar dentro visión utópica, mucha esperanza y mucho amor por el público (también, «como pasa con los niños», hay hueco para la vulgaridad y lo grosero).

¿En qué proyectos anda ahora el cómico? Dice que, una vez que salga de la capital de Soneira, conducirá rápido hasta Madrid, porque allí, el domingo, tiene una cita esencial: la misa en el Paticano (búsquenlo en paticano.com). Se trata de una «Iglesia Patólica», inspirada en cierto modo por la idea de los payasos blancos y dedicada a las patos de plástico: «Tengo muchos fieles». Pueden seguir incluso el oficio vía streaming: domingo, a las 13.00 horas.

A Leo le encanta Galicia, viene a menudo y tiene aquí amigos: «En Galicia hay una dimensión poética, un misterio, quizás por ese enorme océano que está siempre presente». Aprovecha estas palabras para recordar que él, más que la carcajada, busca conectar con esas «cosas profundas, esos misterios, esa lejanía». Advierte que el público gallego está en sintonía con tales aspectos, que quiere reírse y que se entrega en los momentos poéticos: «Creo que tiene hambre de esto, quizás por esas raíces celtas». Desea conectar con quienes asistan a Vimianzo «a través de esas cosas esenciales de lo que significa vivir» y dice que una de las cosas esenciales de la vida es disfrutar de la cultura, de lo que no es mercantil. Por eso agradece a quienes han hecho posible que su espectáculo en Vimianzo sea gratis para el público.