Roberto Canella: «Hablas del Lugo y la primera cara que se te viene es la de Pita»

millán gómez LUGO

CDLUGO

Roberto Canella, uno de los fichajes del Lugo el pasado verano
Roberto Canella, uno de los fichajes del Lugo el pasado verano C. C.

El lateral izquierdo juega en el Marino de Luanco, rival del Vilalbés este sábado

22 sep 2023 . Actualizado a las 21:42 h.

Roberto Canella Suárez (Pola de Laviana, 1988) juega actualmente en el Marino de Luanco, rival del Racing Vilalbés este sábado a las cuatro en Vilalba. El ex jugador del Lugo entre 2019 y 2022 es una leyenda del Sporting de Gijón, donde se formó desde los diez años y sigue yendo a la grada de El Molinón. Jugó 75 partidos con el Lugo consiguiendo dos permanencias agónicas y una holgada. Todo un campeón de Europa que dejó su huella humana en el vestuario del Lugo resultando clave para conseguir siempre los objetivos.

—¿Cómo se encuentra en esta nueva etapa en el Marino de Luanco?

—Bien, contento, muy ilusionado en esta nueva etapa, sobre todo porque estoy aquí en casa. Luanco está a veinte minutos de Gijón en coche. Desde pretemporada llevo con una lesión que me está dando un poco de guerra en el isquiotibial, pero ya estoy viendo la luz. Esta próxima semana espero poder entrenar a partir del lunes. Seguir disfrutando del fútbol, a un nivel más bajo de lo que estaba acostumbrando, pero seguir compitiendo, que es lo que me gusta.

—¿Qué referencias tiene del Vilalbés?

—Sí, muy buenas referencias. Lo están haciendo muy bien en estos primeros partidos de liga. Equipo muy sólido, intenso, todos hacen un trabajo enorme y nos van a poner las cosas muy difíciles. Gente con mucha capacidad. Hemos visto esta semana que es un equipo muy sólido y con buenos jugadores.

—Se han enfrentado ya a Compostela, Ourense CF y Fabril. ¿Cómo los ha visto?

—Bien, muy bien. La categoría me sorprende gratamente. Hay un nivel muy bueno. Ya lo vi el año pasado cuando fui a Primera RFEF con el Calahorra. Primera RFEF es muy parecida a Segunda División y la Segunda RFEF es un nivel muy bueno. Cualquier jugador podría jugar en Primera RFEF. Hay jugadores que vienen de filiales, que tiene muy buenas característicos y equipos muy consolidados como el Compostela, contra el que ya hemos jugado con Manu Barreiro arriba. Es una categoría ilusionante y exigente.

—Su actual primer entrenador es Sergio Sánchez Sánchez, ex compañero suyo en el Sporting de Gijón en Primera y Segunda. ¿Qué importancia tuvo en su decisión de fichar por el Marino?

—Bien, muy bien. Con Sergio, como tú bien dices, ya habíamos coincidido en el Sporting hace años en Primera y en Segunda. Siempre tuve buena relación con él, sé el fútbol que le gusta y creía que era una buena opción para el Marino. Cuando me llamó el presidente y me dijo que Sergio iba a ser el entrenador, pues encantado. Contentos con él porque como entrenador es muy exigente y siempre tiene al equipo muy preparado. Sabe hacer muy bien los entrenamientos y los planteamientos de partido.

—El césped de A Madalena siempre está muy bien. ¿Influye eso en el plan de partido? ¿Lo han hablado? Con el Sporting jugaron un amistoso contra el Celta en 2013, pero usted no participó.

—Fui allí a un partido con el Sporting contra el Celta, pero no jugué, es verdad. Fue el año que precisamente estuve a punto de salir al Celta. No jugué por eso. Con el Lugo sí que me suena entrenar allí, sobre todo el primer año, allá por diciembre. Aún no hemos hablado del césped, pero claro que influye. En el último entrenamiento seguro que lo hablaremos. No es lo mismo jugar en Vilalba que en Miramar, que no suele estar tan bien el campo.

—¿Cómo recuerda sus tres temporadas en el Lugo? 75 partidos siendo clave en varios tramos. En la última temporada entraba habitualmente en tramos finales sustituyendo a Orest Lebedenko o viceversa.

—Sí, feliz. En Lugo estuve muy feliz, muy contento. Tuve la suerte de jugar bastante el primer y segundo años. Y el último año, como bien dices, estaba Orest (Lebedenko), que estaba muy bien y me costaba más entrar en el equipo. Si jugaba eran los últimos minutos. Tuve alguna lesión también que me impidió tener más continuidad. Estuve muy feliz, muy contento y me trataron muy bien. Al final, de lo que se trata es de estar a gusto en el sitio donde estés, aportar tu granito de arena sea dentro o fuera y listo. Estuve muy contento en Lugo tanto en el club como en la ciudad.

—¿Qué destacaría del vestuario del Lugo?

—La gente que había de tantísimos años como Pita, Seoane o Barreiro, que llevaba varios años, pero, sobre todo, Pita y Seoane. También Iriome. Creaban un ambiente muy familiar, muy bueno. Conocían el club, te hacían sentir como en casa. Había un gran ambiente gracias a ellos.

—¿Con qué partido se queda?

—Me quedo con el de Vallecas, sobre todo, porque ganar allí era muy, muy complicado con ellos jugándose el play-off. Hicimos un partido redondo. Además, yo venía de lesión. El mismo día de partido, Rubén Albés me preguntó si yo estaba preparado y le dije: "Nací para esto, para jugar este tipo de partidos". Al final, eres futbolista para esto. Hay más partidos, pero me quedó grabado este partido porque nos jugábamos la vida y porque pude participar y ayudar.

—¿Cómo fue esa conversación previa con Rubén? Usted llevaba ocho partidos sin jugar por lesión y no se había estrenado aún con Rubén.

—Yo sabía lo que le pedía al lateral o a cualquier otro jugador, pero sí que el día anterior del partido, ya en el hotel de concentración en Madrid, me llamó, estuvo hablando largo tiempo conmigo porque no había laterales izquierdos que pudiesen jugar. Entrené esa semana y no muy bien porque había miedo a poder recaer. Esa semana prácticamente no golpeé el balón. Me preguntó si estaba preparado y yo le dije que si el fisio me hacía un vendaje bueno yo estaba preparado y quería ayudar al equipo. Cuando él me vio con esas ganas no se lo pensó y me puso en el once. Fue valiente por su parte también, se lo agradezco.

—¿Cómo recuerda esa permanencia? Tenían la permanencia bastante encarrilada con Mehdi Nafti.

—Buenos recuerdos tengo, a pesar de que sufrimos al final de liga, sobre todo con Luis César. Luis César quiso cambiar un poco la dinámica del equipo, un poco la forma de jugar y no nos vino muy bien. A partir de ahí empezamos a ir hacia abajo. Cuando empiezan las dinámicas malas en Segunda es complicado. Logramos encauzarlo y conseguir la permanencia.

—¿Cómo es Rubén Albés en la distancia corta? Con él consiguen también la permanencia holgada en su última temporada.

—Es un entrenador muy, muy exigente, de los más exigentes que he tenido en mi carrera. Eso te hace estar siempre alerta, siempre con ganas de hacerlo bien porque, si no, sabes que va a estar detrás ahí exigiéndote. Trato al futbolista muy bueno, tanto en lo cercano como en lo profesional. Al final, lo que quiere un futbolista es que te exija, pero que el trato sea bueno, cordial. Sabe llevar muy bien al vestuario, tanto a los que jugaban como a los que no.

—Usted fue muy importante en el vestuario, según resaltan muchos de sus ex compañeros. ¿Se sentía también un poco capitán?

—Yo llevaba muchos años ya en el fútbol, prácticamente desde los diecisiete como profesional. Aunque no me sienta capitán o no lleve muchos años como Pita, Seoane o Iriome, intento ayudar en todo lo que sé. Cuando vienen mal dadas, que también me vinieron en el Sporting, sé cómo hay que actuar, cómo hay que estar, sobre todo, hay que tener tranquilidad, calma. Es lo que intentaba aportar al vestuario. No era capitán, no era nadie importante en el Lugo como quien dice, pero intentaba aportar mi granito de arena, estar cerca de los capitanes, de la gente que lo necesitaba porque la experiencia es un grado. Yo había pasado por muchas situaciones de esas. Sin levantar mucho la voz, pero que supieran que estaba ahí, ayudar. Los dos primeros años fueron muy complicados porque el equipo casi no logra la permanencia, pero cuando tienes gente que entiende el vestuario cuando las cosas vienen más es mucho más llevadero y al final se logran los objetivos.

—¿Cuando ficha por el Lugo pide referencias a ex compañeros como Jorge García Torre, Isma López o Diego Camacho?

—Sí, cuando me llama (Manolo) Mandiá y, sobre todo, Roberto (Fernández Alvarellos), que estaba de entrenador de porteros, yo lo que quería era estar cerca de casa. Roberto me dijo: "Róber, aquí no se cobra como en otros sitios". Yo le dije: "No me hables de dinero, de qué equipo estáis montando, del nivel profesional porque me encantaría estar ahí, cerca de casa y además en un equipo como el Lugo, que se lleva tan bien con el Sporting y es un club muy humilde". Ni me lo pensé. También hablé con Juan Muñiz, que estaba en el Lugo. Me habló maravillas del vestuario, de Pita, de Seoane. A Iriome ya lo conocía de la selección. Le dije: "Venga, prepárame el contrato que voy para allí ahora mismo".

—Fue compañero de Carlos Pita, ahora primer entrenador en el equipo juvenil de la Residencia, en Lugo, y antes director deportivo del Lugo. ¿Cómo lo ve en esos roles? ¿Le entristeció su dimisión como director deportivo?

—Con Pita siempre tuve muy buena relación. A Pita lo veo un perfil de entrenador. Ya cuando jugaba entendía muy bien los conceptos de cuándo había que hacer una cosa, cuándo había que hacer otra. Se ve que tiene un perfil de entrenador bueno, además de lo que le gusta a él: jugar, tocar. Seguro que en la Residencia lo está haciendo bien. Lo veo con un buen futuro como entrenador, no sé si como director deportivo. Y claro que me dio pena cuando se fue del Lugo porque, al final, hablas del Lugo y la primera cara que se te pone en la mente es la de Pita. Me da pena que alguien como Pita no esté en el Lugo, sea como director deportivo, delegado, entrenador o de lo que sea. En todo lo relacionado con el Lugo tienes que meter a Pita. Y hablo de Pita como puedo hablar de Seoane.

—¿Qué tal vivió en la ciudad?

—Tanto mi mujer como yo estuvimos encantados. Somos muy caseros, muy de nuestra casa. Cuando nos daban dos días libres intentábamos escapar a casa. Estuvimos muy bien. La gente nos trató muy bien en la ciudad. Ciudad pequeña, muy humilde. Encantados de estar en Lugo.

—¿Cómo recuerda el ascenso del Sporting a Primera con el gol del Lugo en Girona mientras usted estaba cedido en el Dépor?

—Pues imagínate. Fui cedido al Dépor. Jugué poco. Fue difícil para mí, pero el Sporting me arregló el año porque yo soy sportinguista desde que nací, me tuve que ir al Dépor a Primera División, que fue algo muy bueno para mí, pero no jugué mucho. Cuando el Sporting logra el ascenso a Primera me dan el regalo de volver a jugar en Primera al año siguiente. Imagínate lo contento que podía estar ese día y la alegría tan inmensa.

—¿Cómo valora su etapa en el Dépor tanto con Víctor Fernández como con Víctor Sánchez del Amo?

—No tengo muy buenos recuerdos del Dépor, la verdad. Cuando marchas a un sitio lo que quieres es jugar e intentar aportar, pero lo que pasa es que no tuve la oportunidad ni con Víctor Fernández ni con Víctor del Amo. No tengo buenos recuerdos del Dépor. No te voy a mentir. Prefiero ir de cara y no tengo buenos recuerdos del Dépor.

—Me comentaba esa opción de fichar por el Celta en 2013, entonces entrenado por Luis Enrique. ¿Cómo fueron aquellas conversaciones?

—Aquellos veranos fueron un poco movidos. Yo iba a jugar con la selección y tu nombre sobresale sobre los demás. (Manolo) Preciado me vino y me dijo que no iba a jugar ese amistoso contra el Celta, que quería que se aclarase todo mi futuro. Que cuando se aclarase todo ya jugaría. Recuerdo ese partido.

—¿Llegó a hablar con Luis Enrique?

—No, no, no, no llegué a hablar con Luis Enrique ni con nadie.

—¿Comparte mi percepción de que la afición del Sporting es la que se moviliza más de toda España y un club muy apegado a su gente?

—Sí, sí, del Sporting solo te puedo hablar maravillas porque estuve desde los diez años, fue el que me hizo debutar en Segunda, en Primera, me hizo futbolista. Estuve desde los diecisiete años en el primer equipo. Siempre me sentí muy querido por la afición, muy bien tratado. Soy un sportinguista más. Siempre que puedo voy al Molinón, de momento este año no he faltado a ningún partido y siempre que pueda ahí estaré. Agradecido siempre al Sporting.

—¿Cuando se retire se ve trabajando en el Sporting en algún rol concreto?

—Nunca se sabe. El tiempo pasa y nunca se sabe. Ahora estoy sacando los cursos de entrenador, me gustaría ejercer como entrenador en un futuro. Me encantaría, claro. Me encantaría volver a trabajar en el Sporting porque es el equipo del que soy. Esto da muchas vueltas. Hay que ir poco a poco y viendo las capacidades que tiene cada uno y si puedes aportar en el club o no.

—¿Cómo recuerda su etapa en las selecciones españolas de formación? Jugó varias temporadas en la selección sub 21, jugó un Mundial sub 20 y fue campeón de Europa sub 19 en 2006. Compartió generación con jugadores como Juan Mata, César Azpilicueta, Gerard Piqué y Javi Martínez.

Pues imagínate, sobre todo cuando eres un jugador de cantera, joven. Ir con la selección es lo máximo. Lo viví con muchísimas ganas. Tuve la suerte de ser campeón de Europa sub 19 en Polonia, de jugar los cinco partidos, de jugarlos todos, con Piqué, con Javi Martínez, con Juan Mata, con Adrián López. También jugué el Mundial sub 20 en Canadá, donde quedamos eliminados en cuartos de final. También jugué eliminatorias sub 21. No tuve la oportunidad de ir al Europeo sub 21. Es lo que te hace crecer como futbolista, es un nivel muy alto, es un nivel de los mejores y, sobre todo, conocer a futbolistas como los que te nombré.