Nathaniel Nicholas, futbolista del Lugo, un ejemplo de superación

LUIS CONDE LUGO / LA VOZ

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En cinco años pasó Primera Autonómica a fichar por el club albivermello

20 jul 2024 . Actualizado a las 20:00 h.

La trayectoria de Nathaniel Nicholas es una clara historia de superación. El futbolista del CD Lugo comenzó a jugar al fútbol en las calles de Kaduna con sus compañeros. Desde su infancia lo tuvo claro: quería ser jugador profesional.

En su país fichó por el Bora y años más tarde su actuación no pasó desapercibida en un torneo que se disputó en Abuya. Fue elegido el mejor futbolista de aquella competición, despertando el interés de varios clubes europeos, entre ellos el Deportivo. «Un ojeador del Dépor me vio y me dijo que tenía que venir a España y comenzar jugando en el Fabril», dice Nathaniel.

Entrenó pero no llegó a competir a pesar de la calidad que demostró y de su gran complexión física. «Fue muy difícil, porque Luisito me quería, pero al final el club prescindió de mí», añade.

Su siguiente paso fue el Fisterra, equipo con el que compitió en Tercera División. Entre medias llegó la pandemia, momento que coincidió con el hecho de que caducase su permiso de residencia. «Tenía tres meses de prórroga, pero el Fisterra no podía afrontar la regularización de mi situación, por lo que me quedé sin nada», asegura.

La situación era complicada. Sin trabajo, con papeles caducados y sin casa. Era situación límite. Pero apareció una persona, que para Nathaniel es como un hermano. Fue Uche Henry Agbo. «Es un compatriota de mi país. Me recibió en su casa y me acogió. Me brindó todo su apoyo y me ayudó económicamente», indica el nuevo futbolista del CD Lugo.

Nathaniel no se fio en ese momento de su representante, que lo invitó a regresar a su país con la promesa de que lo traería de nuevo a España si surgía algún equipo. «No podía volver a mi país, porque sabía que él no se preocuparía por mí ni me volvería a llamar», puntualiza.

Durante un par de años estuvo sin competir. Tuvo que conformarse tan solo con entrenar, y lo hizo con el Arzúa y con el Atlético Arteixo, que, sin embargo, no se pudieron comprometer a regularizar su situación.

Y aquí surgió otra persona que considera fundamental. Se trata de Adrián Negro, con el que coincidió en el Fisterra y después en el Pol. Precisamente, Negro, que ya estaba como preparador físico del equipo lucense, le comentó al entrenador lo interesante que sería ficharlo. Y así fue, aunque no pudo ejercitarse desde el principio por los problemas burocráticos. «Adrián me ayudó mucho y Lino, presidente del Pol, también. Me pagó todo y me ayudó con los papeles», recuerda Nathaniel.

Fueron meses intensos, con dos viajes a Madrid, pero finalmente, el nuevo jugador del Lugo sí obtuvo el permiso de residencia y para competir. Firmó con el Pol por dos temporadas, pero la segunda fichó por el Racing Vilalbés, que acababa de ascender a la Segunda Federación. En el club chairego coincidió y compartió piso con el segundo entrenador, el chantadino Juan Rodríguez, que se deshace en elogios hacia el nigeriano. «É unha persoa humilde, moi traballadora, e no ámbito futbolístico destaca polo seu físico e pola súa técnica», indica Rodríguez.

Al entrenador chantadino no le sorprende que el Lugo haya apostado por él para el nuevo proyecto. «Na Segunda Federación ía sobrado, e na Primeira farao ben, porque ten capacidade para seguir aprendendo e medrando. É un futbolista por explotar», concluye.

Nathaniel: «Esperaba ofertas de Segunda Federación, pero no me imaginaba llegar a un club de Primera»

Nathaniel certificó una buena temporada a las órdenes de Simón Lamas. Pero lo mejor para el defensa nigeriano estaba por llegar. Y sí, este verano, recibió la oferta del CD Lugo. «Me sorprendió que se interesaran en mí, porque al final llegaba de un equipo que acababa de descender. Sí esperaba que me llegaran ofertas de clubes de Segunda Federación, pero de Primera ni se me pasaba por la cabeza. No me lo pensé dos veces», dice el central nigeriano.

Llegaba el momento que tanto había estado esperando. Era doble alegría, sobre todo por lo mal que lo pasó desde que llegó a España en el año 2019. Nathaniel no podía permitirse estar sin ingresar dinero, porque de él dependió y depende su familia, que está en su país. Son su madre, dos hermanos y una hermana.

Llegó incluso a pensar en ponerse manos a la obra y trabajar, pero tanto el día que recibió los papeles, que le permitieron jugar en el Pol, como el día que fichó por el Lugo vio que, por fin, lo que tanto había soñado, que era jugar al fútbol, se convertía en realidad. Ese primer momento lo compartió con Santi Gegunde y con los entrenadores. Rompieron a llorar por la alegría que suponía que el futbolista viera la luz.

Nathaniel llega con ganas. «Quiero crecer en el Lugo, seguir aprendiendo de todos, especialmente de Bernardo, Erik y Juan Rodríguez, que tienen experiencia en la categoría. Mi objetivo es trabajar duro para hacerme con un hueco en el once inicial», asegura el central nigeriano.

A sus 24 años, Nathaniel persigue más sueños. Y es que una vez que esté totalmente asentado en la categoría, su ilusión es llegar más arriba. Y sí, la prioridad es contribuir a que el Lugo regrese al fútbol profesional. «Vamos a sachar para lograr el objetivo», comenta.

Por último, Nathaniel quiere agradecer públicamente el apoyo que le han dado muchas personas. «Uche, Adrián, Lino, Mourelos y Santi son más que amigos, son mi familia. Si no fuera por ellos, posiblemente hoy no estaría en el Lugo ni en esta situación», concluye el jugador nigeriano, que sin debutar ya se ha ganado el cariño de la masa social albivermella.