Andrés Castrín: «Me costaba creer que jugaba al lado de un campeón del mundo como Navas»

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El futbolista lucense, que debutó en Copa con el primer equipo del Sevilla, es un fijo en el filial

07 abr 2025 . Actualizado a las 20:24 h.

Andrés Castrín (Riotorto, 2003) ha vuelto a la acción en el Sevilla Atlético después de un período de inactividad por un problema físico que acaba de dejar atrás. El exjugador del Club Deportivo Lugo reapareció hace un par de jornadas, ante el Marbella, y en el partido del pasado fin de semana en Mérida recuperó la titularidad en el centro de la zaga de un filial sevillista en el que ya siente «muy feliz» después de un «complicado» proceso de adaptación.

—Estuvo un mes fuera por lesión. ¿Ya al 100 %?

—Sufrí un problema muscular en una zona entre el gemelo y el sóleo. No era muy grande, pero sí era en un mal sitio y tuve que parar porque si no podía complicarse. Estuve cuatro semanas fuera y ya vuelvo a estar disponible. Jugué media hora contra el Marbella, todo el partido ante el Mérida y poco a poco voy cogiendo otra vez el ritmo y la dinámica de competición.

—Empezaron la liga al ralentí, reaccionaron y llegaron a la zona noble, y con las dos últimas derrotas cayeron de los puestos de «play off». ¿Cómo se gestiona tanto vaivén en un vestuario con 21 años de media?

—Creo que se lleva mejor que en otro tipo de vestuarios porque somos todos muy jóvenes, tenemos mucha ilusión por alcanzar grandes metas y nunca nos desanimamos. En cualquier caso, nuestro objetivo inicial es la salvación y, una vez lograda, disfrutar cada partido al máximo y soñar con cotas más altas.

—El más veterano del equipo tiene 22 años. ¿Tanta chavalada puede ser un problema a la hora de la verdad?

—Depende, nunca se sabe. Lo que puedo decir es que este filial tiene un gen competitivo muy marcado. Da igual el rival que tenga enfrente, siempre compite. Tenemos ambición, queremos mejorar y esto es una gran ventaja. El lema sevillista, «casta y coraje», define nuestro equipo.

—Ahí están también otros filiales como el Atlético B, el Real Madrid Castilla, el Villarreal B y el Betis Deportivo, y equipos más curtidos como el Ibiza, el Mérida o el Murcia. ¿Es más duro el grupo 2 que el 1?

—Buf, esa es una pregunta de difícil respuesta. Aunque veo muchos partidos del Lugo, desconozco cuál es el verdadero nivel del grupo 1. Lo que puedo asegurar es que este es muy fuerte. Los filiales que hay son de mucho nivel, con jugadorazos que llegarán, sin duda, a Primera División, y esos otros clubes que has nombrado tienen una enorme capacidad económica y proyectos muy sólidos para ascender.

—¿Cuál cree que el principal candidato al ascenso directo?

—El Ibiza.

—Lleva 24 partidos, 22 de ellos como titular. ¿Satisfecho?

—He ido de menos a más desde mi llegada aquí. Es la primera vez que estoy fuera de casa y la adaptación fue complicada, pero el proceso se fue acelerando con la gran ayuda que me ofrecieron los compañeros, todo el cuerpo técnico y la gente que trabaja para el club. Son gente increíble. Hay un ambiente muy sano y eso fue lo que me permitió ir encontrándome cada vez mejor.

—¿Cómo es el Sevilla por dentro?

—Un gran club. Siete veces campeón de la Europa League, con una masa social increíble... Su estructura es una auténtica pasada y para un canterano es un lujo estar aquí porque nos cuidan con mucha profesionalidad y cariño para que mejoremos y nos sintamos lo mejor posible. Es un placer ser sevillista.

—Un mundo bien distinto al que conoció en el Lugo.

—El Sevilla es otro club, más grande y con más capacidad, si bien la mayor diferencia está en el tema de infraestructuras porque aquí tenemos una magnífica ciudad deportiva. En lo que es la atención al futbolista, no tengo ninguna queja de mi estancia en Lugo, sino todo lo contrario. También se desvivían por ayudarnos y ponían todo lo que podían a nuestra disposición.

—Sospecho que su mejor momento ahí fue el debut con el primer equipo en la Copa.

—Lo recordaré siempre. Fue un momento inolvidable esa puesta en escena en el primer equipo.

—Y al lado de una leyenda sevillista, lo que da todavía más emotividad al estreno.

—Durante el partido [ante el Olot] me costaba creer que estaba jugando al lado de un campeón del mundo y de un héroe sevillista como Jesús Navas. Hacía nada estaba en los juveniles del Lugo y en ese momento compartía equipo con una leyenda del fútbol español... Fue algo inolvidable. Es una persona increíble que me ayudó y me integró cada vez que tuve la suerte de subir al primer equipo.

«¿Jugar en Primera? Para eso trabajo y me esfuerzo cada día»

Llegar al primer equipo es la ambición del central de Riotorto, que firmó un contrato por tres campañas en el Sánchez Pizjuán.

—Fue elegido mejor jugador de Primera RFEF en el mes de febrero y es titular indiscutible en el filial. En cualquier momento le llega la oportunidad de debutar en Primera.

—Quién sabe. Para eso me esfuerzo en cada entrenamiento y en cada partido. Tengo claro, porque fueron esos los valores que me inculcaron desde niño, que el trabajo y la honestidad son imprescindibles para ser mejor en cualquier faceta de la vida, y en mi caso, para ponerme más cerca de poder jugar en Primera División. Lo que tenga que llegar ya llegará, pero en estos momentos mi preocupación es ayudar al filial a conseguir los objetivos que nos propusimos.

—¿Cuál es su situación contractual en el Sevilla?

—Tengo aún dos años más de contrato aquí.

—Debo preguntarle por Antonetti, otro exalbivermello.

—También está muy contento aquí. Vivimos muy cerca uno del otro. Como ya estaba habituado a estar fuera de casa, se adaptó más rápido. Es una buena oportunidad para los dos estar aquí.

—Y no podíamos terminar sin hablar del Lugo. La amenaza del descenso pesa sobre él.

—Como te dije, he visto muchos partidos. Es verdad que no le van muy bien las cosas porque en ese grupo también se cotizan muy caras las victorias, pero espero y deseo que salga adelante.

—¿Necesita mayor estabilidad en sus proyectos para volver a Segunda División?

—Es verdad que la estabilidad es básica, no solo en el fútbol sino en todos los terrenos, pero encontrarla no resulta fácil. Los resultados mandan y en ocasiones, de manera justa o injusta, cambian las cosas.