Captan por primera vez luz y ondas gravitacionales en la fusión de dos estrellas de neutrones

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN

CIENCIA

ESO / L. Calcada / M. Kornmesser

El hallazgo abre una nueva era en la observación y comprensión del universo

06 may 2019 . Actualizado a las 20:35 h.

Es, probablemente, el descubrimiento del año. Una puerta abierta a lo nunca visto. Justo dos semanas después de que el Premio Nobel de Física haya distinguido a los pioneros en la investigación de ondas gravitacionales, el instrumento LIGO que contribuyeron a crear para la detección de estas ondulaciones en el tejido espacio-tiempo predichas por Einstein hace cien años las ha descubierto procedentes de la fusión de dos estrellas de neutrones, los objetos más densos del universo que se originan tras el colapso de estrellas gigantes, pero que no emiten luz, por lo que solo pueden estudiarse a través de su influencia gravitatoria. Hasta ahora, en que sí se ha podido observar por primera vez un objeto en luz y ondas gravitatorias, lo que inaugura una nueva era en la contemplación del universo.

Las ondas gravitacionales solo se habían detectado en cuatro ocasiones en el último año y medio procedentes del choque de agujeros negros masivos y, aunque se creía que se podría observar el mismo fenómeno en estrellas de neutrones, lo que se imaginaba era que aún habría que esperar mucho tiempo para conseguirlo. Solo que ahora no solo se han advertido en el detector LIGO y en el europeo Virgo, sino que esta minúscula y armoniosa contracción y expansión del espacio tiempo generada por el paso de la onda fue vista luego por más de cuarenta telescopios de todo el mundo, desde instrumentos de ondas de radio, infarrojos, ópticos, ultravioleta, rayos x, rayos gamma e incluso de neutrinos, que se pusieron de inmediato a buscar en la dirección hacia la que se había recibido la señal en tierra, a 130 millones de años luz. Es, de hecho, la observación de la primera luz de una fuente de ondas gravitacionales. Este aspecto es, de hecho, uno de los más relevantes de una investigación que ha dado lugar a más de cuarenta publicaciones científicas.

Igual de sorprendente fue comprobar que tras la colisión de las estrellas se produjo una explosión de rayos gamma de onda corta, algo predicho en la teoría, pero que nunca se había observado ni confirmado. Es la evidencia más sólida obtenida hasta ahora de que los estallidos de rayos gamma de corta duración son generados por la fusión de estrellas de neutrones.

«La detección en el espectro óptico de una fuente nueva en la galaxia NGC 4993, a unos 130 millones de años luz, en la dirección de la onda gravitacional y de la explosión de rayos gamma, permitió ubicar este singular evento con gran precisión», explica Enrique Zas, del Instituto Galego de Física de Altas Enerxías de la Universidade de Santiago, que ha participado en el hallazgo. En este caso lo hizo gracias a su participación en el experimento internacional Pierre Auger para la detección de rayos cósmicos, cuyo observatorio también se dedica a la búsqueda de neutrinos. No se detectó ninguno en la dirección del suceso cósmico, pero sí los rayos gamma. Fue, precisamente, el grupo de Santiago, a cargo de Zas, el que propuso hace treinta años emplear el observatorio para detectar neutrinos, una línea de trabajo de la que ahora es responsable Jaime Álvarez-Muñiz.

«El hallazgo -asegura Zas- marca una nueva etapa para la física». Igual opina Elena Pian, investigadora en el Observatorio Austral de la Agencia Espacial Europea, que detectaron en sus telescopios de Chile la primera contraparte visible de esta nueva fuente de ondas gravitacionales. «Hay ocasiones excepcionales en las que, quienes nos dedicamos a la ciencia, tenemos la oportunidad de presencia el principio de una nueva era. Y esta es una de ellas», dijo.

También lo cree así Carlos Sopuerta, investigador en el Instituto de Ciencias del Espacio. «Ha empezado -dice- la era de la astronomía de multimensajeros. Cada mensajero, ondas gravitacionales, los observatorios de ondas electromagnéticas (luz) en sus distintas formas o de neutrinos, nos aportará una información diferente y, toda junta, nos dará la oportunidad de realizar descubrimientos revolucionarios».