El caso de Pepito Mendoza, la fórmula de la Coca Cola y el primer trabajo de Marina Castaño
A CORUÑA
24 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.
Es bisabuela, tiene ocho nietos y tres hijos. «Son mi orgullo», dice. El mayor, le hizo pasar no sólo uno de los dos peores momentos de su vida, una meningitis de bebé, sino otra de las mil anécdotas vivida en la Atalaya, en cuyos sótanos se guardaron las primeras bombonas del concentrado para la Coca-Cola y donde conoció a la joven Marina Castaño vendiendo coches de alquiler. En 1957, la ciudad se conmocionó con el rapto del niño Pepito Mendoza. «Al principio -recuerda- pensaron que se habían llevado a mi niño».