La asociación de vecinos del Ensanche quiere mantener vivo el espíritu de Pintor Joaquín Vaamonde y llevarlo a todo el barrio. Están dispuestos a que todos los establecimientos de hostelería de su zona cumplan con la ley, se ajusten a los horarios que les obligan sus respectivas licencias y, si no lo cumplen, que el Ayuntamiento proceda y los cierre. «Como hicimos en la calle Pintor Joaquín», dijeron ayer en una reunión convocada por el presidente de la asociación, Gerardo Crespo, con algunos presidentes de las comunidades de vecinos del barrio.
Todos ellos coincidieron en que de un tiempo a esta parte se está incrementando la inseguridad y algunos locales la fomentan. Se habló mucho de uno que se encuentra en la calle Cabo Santiago Gómez, que lleva cerrado mes y medio por vacaciones. O de algunos que se encuentran en la galería existente bajo la discoteca Pirámide. También de la «peligrosidad» que existe desde hace tiempo en la plaza de San Pablo.
Algunos residentes en la zona denunciaron que llevan «muchísimo tiempo aguantando y soportando borrachos, humos, ruidos y peleas en la calle», de ahí que pidan ahora al Ayuntamiento que incremente la seguridad y el control sobre estos establecimientos «que todo el mundo sabe cuáles son».
Alguien recordó, para alertar sobre el incremento de inseguridad, el episodio vivido hace tres semanas en el que un hombre accedió a un edificio y realizó tocamientos a una niña de 13 años. Dicen que en estos momentos están «comenzando a vivir y padecer» aquellas «desgraciadas» situaciones que provocaban los tres locales de la calle Pintor Joaquín Vaamonde. Temen que la delincuencia que allí acudía se traslade a otros establecimientos próximos, lo que «significaría que el problema no se solucionó, sino que simplemente se trasladó de calle».