La compra de libros tendrá de premio desde una botella de vino a un tulipán
27 abr 2011 . Actualizado a las 12:15 h.El ilusionista Pedro Volta estaba haciendo un número de escapismo en el Obelisco, atado, colgado boca abajo de una grúa y a casi 30 metros del suelo. Un espectador preguntó el motivo del montaje y cuando le comentaron que era para presentar un libro de magia rosmó, siguiendo su camino: «¡O que hai que facer para vender un libro!». Los libreros coruñeses no tienen previsto hacer hoy ningún número de escapismo, ni colgarse de ninguna grúa, simplemente festejarán el Día Internacional del Libro (este año el 23 de abril fue festivo y algunas autonomías, como la gallega, trasladaron a hoy la celebración). En todas las librerías coruñesas funcionará hoy el tradicional descuento del diez por ciento en la compra de libros. Además, algunas librerías han decidido añadir determinados alicientes más con el fin de animar a los lectores. Así, la librería Nós «para las adquisiciones de más de 35 euros acompañamos el descuento con el obsequio de una botella de Alvariño, cortesía de las bodegas Rosalía de Castro», explicaba ayer Yolanda Camino, una de las responsables de dicha librería.
Manuel Arenas anunciaba que, como es habitual, «pondremos la carpa en la calle», mientras que en la librería Maside mantendrán la tradición de los últimos años de regalar un tulipán con la compra de cada libro. «Pensando en lo que hacen los catalanes se nos ocurrió lo de los tulipanes y la verdad es que es algo que está teniendo mucha aceptación», explicaba ayer Ana Núñez Maside. Como prueba de dicha aceptación relataba, entre risas, que el año pasado «vino una persona y nos preguntó si nos quedaban tulipanes; cuando le dijimos que sí, nos pidió que entonces le vendiéramos un libro».
Psicólogos literarios
Para un buen número de lectores, los libreros siguen siendo básicos a la hora de elegir un libro. «Depende de cómo estén de ánimo, de lo que tengan leído, de sus gustos... La verdad es que somos una especie de psicólogos literarios», apuntaba Yolanda Camiño detallando que en Nós «leemos un mínimo de tres libros por semana para poder aconsejar luego a los lectores». Y apuntaba otro dato contundente sobre la importancia del consejo de estos profesionales: «El 90 por ciento de los que vendemos son recomendaciones».
En su búsqueda de clientes, el impulso de los clubes de lectores es una opción cada vez más habitual entre los libreros de la ciudad; es algo que atrae no solo a lectores sino también a editores. Prueba de ello es la presencia ayer de Enrique Redel, de la editorial Impedimenta, en el club de lectura de Avir donde hablaron de Flora Poste y los artistas, el mismo libro que dentro de unos días será tema de debate en el club de lectores de la librería Molist: «Fue una curiosa coincidencia», indicaban desde este último local.
Isaura Añón, de la librería Avir, apuntaba una idea que también transmitían otros libreros: «En estos tiempos de crisis, la gente no pasa de comer, pero de un libro sí que puede pasar». En este sentido, Ana Núñez Maside, defendía la rentabilidad de comprar un libro, «si tienes 20 euros, antes que irte al cine que también te los vas a gastar, entre unas cosas y otras, y a lo mejor no te gusta el película».
Algunas librerías del centro también recibieron ayer una visita interesante, la del editor Jorge Herralde, fundador de Anagrama, que estuvo acompañado de responsables en Galicia de este sello editorial.
Para algunos libreros, la celebración de hoy será la primera en su nueva ubicación. Es el caso de Pablo Zahera, responsable de la librería Cascanueces. «Estoy muy sorprendido de la gente tan interesante que hay tanto en el mundo de la edición como de las librerías y que habitualmente no aparece», explicaba. Llevan en el local desde noviembre y «me alegro mucho de ver como los pequeños editores podemos competir con los grandes», dice en alusión a lo ocurrido con el libro de Julio Anguita Juega Mi lugar. Mi pequeño sueño.
Otros que celebrarán la fiesta de hoy en un nuevo espacio son los de la librería Inoa, en la calle Federico Tapia. «Hay mucha gente que lee, lo que pasa es que para un mileurista es difícil poder adquirir libros», dicen.