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Las últimas seis chabolas caerán mañana, 28 años después de instalarse
19 abr 2012 . Actualizado a las 12:11 h.El cronómetro que marca la cuenta atrás para el fin de Penamoa llegará mañana a cero. Un secretario judicial llegará al poblado, orden judicial en mano, acompañado de la pala que echará abajo las últimas seis infraviviendas que quedan en pie y reducirá a escombros un asentamiento concebido como provisional y que se ha perpetuado durante 28 años.
A él llegaron, en 1984, unas 40 familias gitanas que hasta ese momento ocupaban el solar de la Cubela donde hoy se levanta El Corte Inglés. El desembarco del centro comercial en la ciudad obligó al Ayuntamiento a buscarles un emplazamiento alternativo, para el que se eligieron unos terrenos próximos a la refinería. Bajo la promesa de un realojo que no llegaba, se produjo un efecto llamada que multiplicó de forma exponencial el número de habitantes. De las 40 familias originales, se llegó a las 160 que marcaron el tope en el año 2000.
Eran los tiempos en que Penamoa era conocida como el «supermercado de la droga» del Noroeste. La oferta estaba concentrada en pocos metros y la ubicación, ajena a las miradas de aquellos que preferían darle la espalda, invitaba a la impunidad. Fue el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, con la toma de posesión de Javier Losada y, sobre todo, la urgencia en desocupar los terrenos para allanar el paso a la tercera ronda, lo que precipitó un cambio de actitud, acelerando el proceso de desalojo.
Un proceso que comenzó en el año 2007, con el censo oficial de las familias que residían en el poblado y que acabará, tras un largo proceso de realojos, derribos e incluso ocupaciones temporales de aquellos que se resistían a abandonar el poblado, casi cinco años después, cuando la piqueta derribe las últimas chabolas.
Se abrirá entonces un proceso de urbanización que dejó ya sobre el papel el anterior gobierno local y que el actual quiere ejecutar de inmediato para intentar borrar de un plumazo el recuerdo de lo que nunca debería haber sido. Para cuando la situación del mercado inmobiliario mejore, el redactor del plan general, Joan Busquets, reservó este rincón para la construcción de más de dos mil pisos y empresas tecnológicas, «una nueva frontera» de desarrollo. Pero el futuro no pasa solo por el ladrillo y en el lugar se prevé ubicar también un gran parque que sirva de mirador sobre la ciudad y un aparcamiento disuasorio al pie de la tercera ronda.