Baño de lágrimas en las primeras exequias en memoria de los fallecidos
28 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La ciudad vivió ayer un día de duelo. Las exequias a los fallecidos en el fatal siniestro ferroviario de Santiago se sucedieron, dejando un rastro de punzante dolor a su paso. Por parte del gobierno local, el apoyo fue constante en solidaridad con las familias. Laura Naveiras Ferreiro, la joven de 21 años que estudiaba tercero de Medicina en la Universidad de Lérida junto a su novio, David Martín, también fallecido en el accidente, fue enterrada por la tarde en el cementerio de San Pedro de Visma. Sus allegados llenaban el camposanto, y su familia estaba desconsolada por un final que no tenía que haber llegado tan pronto.
Elena Ausina Arrojo, la guardia civil de 32 años que viajaba para pasar unas vacaciones junto a sus padres, fue despedida en el cementerio de Feáns por 16 de sus compañeros que se desplazaron hasta tierras herculinas para portar su féretro. En el mismo sacramental tuvo lugar el entierro de María Esperanza Moríñigo Gregorio, salmantina y residente en A Coruña.
El funeral en memoria de Jacobo Romero Rivera, el joven de 30 años sobrino de José María Arias, vicepresidente del Banco Popular, y perteneciente a la familia de Hijos de Rivera, se ofició en la iglesia parroquial de Santa Lucía. San Amaro acogió también ayer el sepelio de David Esteban Villoldo Pardo, el informático de 27 años que pertenecía a la peña deportivista Centenariazo. En la más estricta intimidad se llevaron a cabo las incineraciones de María Isabel Dans Gárate y Francisco Luis Navajas Lestau, exdirector de la Fábrica de Tabacos. Este ingeniero industrial era de Logroño, pero había adoptado A Coruña como su otra ciudad. Una ciudad que experimentó la crudeza de la realidad tras una incertidumbre que duró demasiado.