
El centro se levantó en unos terrenos cedidos por Barrié de la Maza
05 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El 13 de noviembre de 1973 se inauguró en unos terrenos cedidos por Pedro Barrié de la Maza el primer colegio de Culleredo. En la parroquia de Tarrío, la capital municipal del Concello, se construyó este centro educativo que supuso una revolución respecto al resto de centros educativos que había por aquel entonces. En este lugar alejado de los núcleos de población, se levantaron unas instalaciones muy amplias distribuidas en tres edificios, algo poco habitual en la Galicia de los años setenta.
El CEP de Tarrío, CEIP desde el 2006, sirvió para integrar a todas las escuelas unitarias repartidas por el municipio y para revitalizar una zona deshabitada. Aglutinar a esta multitud de niños en un punto rural alejado de sus casas obligó a poner en marcha ya en ese momento una red de transporte y de comedor escolar. De hecho, a día de hoy es el único centro educativo del Concello que cuenta con cocina propia.
La actual directora del colegio, Ana Liñares, destaca la importancia que tuvo la inauguración del centro en un momento social y cultural como el que acontecía en 1973. «Carmen Polo de Franco fue la encargada de inaugurar el colegio, y aunque estábamos al final de la dictadura no se veía todavía la luz al final del túnel. Un momento muy diferente a lo que vendría después. Sin embargo, la Ley de Educación de 1970 de Villar Palasí sí reconocía la necesidad de hacer agrupaciones escolares y situaba la Educación en un lugar primordial, que tendría que servir para evitar las desigualdades sociales».
Liñares subraya que el centro siempre fue un referente de «oferta educativa de calidad» y precisamente esto lo convirtió en un colegio singular. El ambiente familiar y cálido es otro aspecto característico, y no hay más que ver como cada último sábado de mayo antiguos alumnos y actuales se siguen reuniendo como motivo de la Tarriomería. A día de hoy el colegio acoge a la tercera generación de alumnos, es decir, nietos de los primeros niños que estudiaron en el centro, que «sienten el colegio como propio».
Dinámica familiar
Con el crecimiento de las zonas urbanas, el CEIP de Tarrío recibió a los niños «sobrantes» de otras zonas de escolarización, e incluso a estos alumnos «que ya no eran hijos de alumnos les fuimos contaminando con la dinámica familiar que nos caracteriza». Algo que han trasladado al día a día con la participación activa de los padres.
Para celebrar estas cuatro décadas a lo largo del curso los alumnos realizarán una serie de actividades, entre ellas un espacio para recordar los mejores momentos, que culminarán el próximo 31 de mayo con la Tarriomería. Eso sí, el pasado 13 de noviembre no faltó la tarta ni las velas.