La última cosa que han puesto de moda las redes sociales es el Legado do Tibu. Un juego que empezó en Estados Unidos, con una finalidad benéfica que ha perdido, y que consiste en que a uno le nominan y tiene que pegarse un chapuzón en agua fría o pagarle una mariscada a quién le nombró. Sí, es muy parecido a una de aquellas diversiones adolescentes consistentes en apuestas, «te atreves a... o tienes que hacer...» Pero ahora, gracias a los avances de la red de redes y sus modas virales, lo practican adultos que graban y comparten con el público sus mojaduras.
Ni los políticos son inmunes al Legado do Tibu, que está llenando la red de vídeos de concejales y alcaldes gallegos que se suman a la moda. Si sigue extendiéndose, quizá la entronización de Felipe VI incluya un baño en el estanque del Retiro. Mientras no llega el momento, los coruñeses pueden solazarse con el piscinazo de la concejala socialista Yoya Neira, que aprovechó el vídeo para hacer parodia de la abdicación de Juan Carlos I y de la monarquía al grito de «¡arriba España, viva el rey!» Nada nuevo si se tiene en cuenta que Neira ha hecho gala de su republicanismo desde que llegó a María Pita.
Neira nominó a su compañera de filas Silvia Longueira, que prefirió no invitarla a una mariscada y cumplió a los pocos días con el legado de marras. La concejala pasó de la modalidad piscina y se inclinó por una clásica ducha fría, acompañada de una muñeca vestida de princesa, a la que se habla en el vídeo como si fuese la misma con la que Neira se tiró a la piscina, y ataviada con su equipamiento de esgrima.
Una referencia a la necesidad de defenderse en los juzgados que tuvo estos meses antes de ser readmitida en la Fundación Luis Seoane.