En una semana marcada por el Ébola -ojalá la enfermera gallega Teresa Romero tenga toda la suerte que necesita para superar la enfermedad- y el escándalo de las tarjetas opacas en las cajas rescatadas con dinero público, A Coruña y su comarca tienen su propio agujero negro que, lejos de ser una oportunidad de futuro, se ha convertido en un calvario y en un foco de peligros para miles de ciudadanos que pagan sus impuestos. Es la ría de O Burgo, la eterna olvidada.
Casi quince días después de conocerse la propuesta de los Presupuestos Generales del Estado, la ría coruñesa, que es señalada por los expertos como una gran oportunidad para dinamizar el turismo en la zona y generar una importante riqueza económica a través de los bancos de marisqueo, solo el BNG ha reaccionado al anunciar como una de sus primeras alegaciones la solicitud de una partida económica para sanear la zona.
Mucho ha cambiado el último año en lo político, pero nada en absoluto en hechos tangibles. De entrada, ya no están ni el conselleiro, Agustín Hernández, ni el ministro, Miguel Arias Cañete. Sus sustitutas, Ethel Vázquez e Isabel García Tejerina, son las encargadas ahora de reconducir un problema eterno. La segunda, con la anuencia del PP, ya ha demostrado nulo interés. A la primera le queda la oportunidad de mostrar sus cartas en los próximos días, cuando se conozcan las cuentas con las que la Xunta pretende afrontar el año electoral de 2015.
La necesidad de pactar. Para la memoria quedará la visita de una comisión de eurodiputados y sus generosas dietas que de nada sirvió. Por eso, se impone que, a la vista de las municipales, los alcaldes ribereños, y sus rivales, alcancen algo lo más parecido a un pacto para convertir esa lámina de agua de O Burgo en la oportunidad económica y de desarrollo que todos los expertos vaticinan. En A Coruña y Cambre gobierna el PP, en Culleredo lo hace el PSOE -hasta hace poco en coalición con el BNG- y en Oleiros la responsabilidad es de Alternativa dos Veciños. El mosaico de siglas abarca todo el espectro político. Si ni así son capaces de alcanzar un acuerdo para solucionar un problema que les afecta a todos no harán más que alimentar a todos aquellos que demandan el fin del actual sistema.
Méndez Romeu, agradecido. La semana en la que se desvelaron todos los secretos del proyecto empresarial que regirá la fábrica de armas en los próximos quince años -con opción a 60 más-, hubo una salida de tono muy comentada. Fue la del portavoz socialista en el Parlamento, José Luis Méndez Romeu, que aprovechó una visita del antiguo comité de empresa de la factoría para demostrar que la lealtad en política también existe a veces. Méndez Romeu hizo suyas las tesis del grupo de afiliados a la UGT pese a su antigua vinculación a Comisiones Obreras. Conviene recordar que en los años más calientes del socialismo coruñés, esa corriente fue uno de sus bastiones en la Agrupación. Hasta el punto de que Roberto Teijido, portavoz de los extrabajadores ahora, llegó a levantarse en una asamblea para pedir la renuncia de Javier Losada y el nombramiento como secretario general de Méndez. Sorprende que con dos ediles imputados por interceder telefónicamente por dos supuestos enchufes, haya tantos políticos, pidiendo privilegios para 61 personas, frente a los 22.000 parados que hay registrados en la ciudad coruñesa.
El San Froilán sí echó de menos el Rosario
Fue un 7 de octubre muy especial. Por primera vez, el día de la patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario no fue festivo. El examen se superó con creces. El Ayuntamiento hizo un esfuerzo por reforzar la programación lúdica, con nuevas actividades como la feria taurina —que superó los hándicaps de la falta de tiempo y el escaso compromiso del gobierno local con una asistencia de público superior a las nueve mil personas en dos días, según los organizadores—, el festival Chocoruña y varios eventos más. El martes, la ceremonia religiosa en la iglesia de Santo Domingo registró la mayor asistencia de público en años y, más allá del malestar de algunos nostálgicos, la prueba del compromiso de la ciudad con su patrona quedó refrendada. Quien más sufrió el cambio fue el San Froilán. El Rosario era aprovechado por muchos coruñeses para escaparse a la ciudad de las murallas y degustar el pulpo en sus casetas y disfrutar de la fiesta. La caída de público en Lugo en esa fecha fue especialmente comentada por los hosteleros. Falta por ser resolver el problema del día no laboral. El portavoz municipal, Julio Flores, volvió a poner la pelota en el tejado de la Xunta para pedirle que haga efectivo lo evidente: San Juan ya es festivo en un tercio de los municipios gallegos. El año próximo todo seguirá igual. A ver si el siguiente...