El recorrido entre la capital de Galicia y Ourense se divide entre dos carreteras que son una: la AP-53, entre Santiago y Dozón, es una autopista de peaje y la AG-53, el tramo que va de Dozón al enlace con la Autovía das Rías Baixas (la A-52), pasó a convertirse en «Autovía libre de peaxe» gracias a un ejercicio de malabarismo lingüístico del PSOE (si es autovía, por definición, está libre de peaje). Bajo el gobierno de Fraga se creó el tramo Santiago-Lalín y circular por el mismo se convirtió casi en objeto de lujo (actualmente, 5,95 euros por 40 kilómetros). Restaba enlazar Lalín con Ourense y las protestas eran un Guadiana recurrente: pagar el doble sería una agravio comparativo. Desde Ourense y desde zonas como la comarca de Lalín se reivindicó la gratuidad del nuevo tramo para compensar el coste del peaje ya existente. Touriño inauguraba en el 2007 el tramo entre el Alto de Santo Domingo y Cea. La nueva tarifa estaba al acecho, con el espacio para las casetas de cobro ya en el enlace de Cea y O Carballiño (San Facundo). La conselleira María José Caride y los técnicos realizaban una visita a las obras y después se anunciaba la apertura de la «Autovía libre de peaxe» entre Dozón y Ourense antes de las autonómicas del 2009.