Los padres de los niños grabados en el Liceo retiran la acusación y libran al conserje de ir a prisión

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

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El extrabajador del colegio había instalado una cámara en los vestuarios del centro

15 feb 2017 . Actualizado a las 17:32 h.

Los padres de los tres niños grabados en el vestuario del colegio Liceo La Paz perdonaron al conserje que instaló la cámara. Retiraron la acusación contra él y, gracias a eso, el acusado ya no tendrá que ingresar en prisión.

Al final, el extrabajador del centro, para quien el fiscal pedía en un principio un castigo de cuatro años y medio de cárcel, reconoció ante el juez los hechos y aceptó el acuerdo alcanzado entre su abogado, el penalista Ramón Sierra, y la acusación pública, que ante el levantamiento de la denuncia por parte de los tutores legales de las víctimas no pudo hacer más que reducir la petición de pena para el procesado. Este asumió un castigo de un año de prisión, cinco de libertad vigilada, someterse a un curso de educación sexual y no acercarse al colegio a menos de 100 metros.

El hombre no pisará centro penitenciario alguno por dos motivos. Primero, porque carece de antecedentes penales y el castigo es inferior a los dos años. Y segundo, porque los padres de los niños grabados retiraron la acusación. De haberla mantenido, le imputarían tres delitos contra la intimidad, lo que supondría una condena de tres años de cárcel.

El exconserje colocó la minicámara la tarde del 28 de enero del 2015 debajo del lavabo del vestuario femenino «enfocando a la zona de las duchas». Ese mismo día retiró el dispositivo y descargó las imágenes en el ordenador de conserjería. Luego regresó al vestuario y volvió a instalar la minicámara. Pero al día siguiente dos alumnas del centro la descubrieron y se la entregaron al director del colegio.

El dispositivo era de pequeño tamaño, alta definición y grababa por detección de movimiento, sonido y vibración, con una autonomía de grabación continuada de diez horas, pudiendo estar hasta cuatro meses en modo reposo. En su interior había una tarjeta donde almacenaba las imágenes. «Enfocaba a las duchas con la clara intención de que se activara cuando el vestuario fuera utilizado y así captar las imágenes de los usuarios cuando se cambiaban», según señalaba la Fiscalía en su escrito de acusación.

Cuando fue detenido, la policía encontró instalado en su ordenador un programa para administrar la minicámara espía instalada en el vestuario femenino y además guardaba tres vídeos de contenido pedófilo.

Nueva detención

El entonces arrestado no se quedó quieto. Año y medio después fue de nuevo esposado. Por cometer un gravísimo error. Por contratar a un tercero para instalar nuevas cámaras en el centro, culpar a un excompañero y así quedar liberado del proceso abierto contra él. Para ello se hizo con documentación personal del trabajador a quien quería perjudicar para comprar con su DNI las nuevas cámaras. Como aquella cámara, que no estaba preparada para grabar, no fue descubierta, semanas después lo intentó de nuevo y adquirió, también con el DNI de su excompañero, dos cámaras más. Fueron halladas dentro de la mochila. La policía corrió a casa del extrabajador y en su ordenador encontró la trama.