Pasión por aprender a cualquier edad

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Clase de alfabetización en el centro cívico de Monte Alto (curso avanzado)
Clase de alfabetización en el centro cívico de Monte Alto (curso avanzado) MARCOS MÍGUEZ

Un grupo de personas, algunas con más de 80 años, asiste a clase en el centro cívico de Monte Alto

05 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un lujo estar ahí...». Esto sostiene Rosa María Martínez, profesora jubilada que, como voluntaria, imparte las clases de alfabetización en el centro cívico de Monte Alto. Lleva unos cuatro años con el grupo de iniciación. Es un decir, ya que sus alumnos quieren aprender todo lo posible pero no desean cambiar de clase y por ello no ocultan que en más de una ocasión hacen trampas en los exámenes y en lugar de tratar de aprobar lo que buscan es suspender para no tener que irse al de perfeccionamiento. Y es que entre estas personas se han formado «lazos muy importantes: se apoyan; preguntan unos por otros; si uno no viene se preocupan de lo que le habrá pasado... Han creado entre ellos una relación muy familiar», resume la profesora. Además, los avances de cada alumno, a veces visibles puesto que son ya dos las mujeres que han aprendido a poner su nombre y a firmar, es celebrado por todo el grupo.

También los asistentes reconocen que les sirve de estímulo tener que acudir martes y jueves a estas clases. Ver a estas personas, una con muletas, otra en silla de ruedas, otra que tiene que salir corriendo «porque tengo que levantar a mi madre, que tiene 96 años», sorprende por la pasión que ponen en aprender a leer y a escribir. Un denominador común de casi todas ellas es que hasta ahora la vida no les había permitido acceder a esos conocimientos. «Es increíble, es lo que más me sorprende: con todas las limitaciones que tienen, lo normal sería que se quedaran en casa o que salieran a sentarse a un parque», argumenta Rosa María Martínez. Pero es al contrario, estas personas agradecen contar con este tipo de cursos, ya que, argumentaba una de ellas, si no los hubiera, la mujer que vive sola se quedaría en casa.

De los cuatro niveles iniciales a los quebrados y las lecciones de geografía mundial

Si las profesoras elogian el alumnado que tienen, también este agradece contar con estas dos docentes voluntarias, que poseen una amplia experiencia y son capaces de preparar casi una clase para cada persona. Así ocurre en las de iniciación, donde los participantes (unos 12) están distribuidos en cuatro niveles, en alguno de los cuales hay una sola persona. Pero es que tanto Rosa María Martínez, que da las clases de iniciación, como María Dolores Vázquez Carballeda, voluntaria de Fonseca que desde hace 15 años imparte las de perfeccionamiento, se paran con cada uno de estos escolares, de los que en muchos casos acaban siendo amigas y confidentes. Así lo mostraba el año pasado Remedios Mosteiro, que acudió a estas clases empujada por su nieta de 15 años: acariciaba la mano de su profesora después de un logro que causó lágrimas entre sus compañeros de clase. «Xa poño o meu nome, estou moi orgullosa polo que estou facendo», decía.

Este curso, ese logro lo ha conseguido Generosa Castro Bértoa, que con casi 80 años ha visto cómo «aprender a ler valeume moito». Y es que la edad nunca ha sido un obstáculo para asistir a estas clases, y una prueba de ello la daba Dolores Vázquez al recordar que a lo largo de los años que las lleva impartiendo ha tenido alumnas de 90, y una de 92, todas ellas puntuales asistentes aunque tuviera que llevarlas un familiar.

En el nivel de perfeccionamiento, las enseñanzas son clases habituales, con cuestiones que van desde los quebrados hasta la geografía del mundo. Además, la caligrafía es una cuestión que preocupa especialmente a los asistentes y a personas como Generosa Castro, que «es capaz de repetir hasta 20 veces una letra si no le sale a su gusto», confirma su profesora.