Cuando A Coruña era como la playa de As Catedrais

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Senén Rouco

Las islas de San Pedro, donde se encuentra la duna fósil más antigua de Galicia, están a un paso de su protección final

28 ene 2019 . Actualizado a las 10:17 h.

Están a un paso. Llevan esperando por él años. El archipiélago de San Pedro pronto podría presumir de ser un espacio natural de interés local (ENIL). Una figura incluida en la Lei de Conservación da Natureza que daría garantías a su protección frente a las amenazas externas, desde la pesca abusiva a la contaminación, y también a las internas, como la proliferación de plagas. La distinción, un peldaño por debajo de los parques naturales, comenzó su particular odisea hace justo un decenio.

El 2 de junio del 2009 la Xunta aceptó la designación provisional del Ayuntamiento bipartito capitaneado por el socialista Javier Losada. Pero el paso quedó a medias. Hasta noviembre del 2017 la Consellería de Medio Ambiente no incluyó en el Diario Oficial de Galicia (DOG) la designación. Fue cuando el ejecutivo de la Marea Atlántica dio el otro empujón requerido: el plan de conservación para el espacio. 

El último escollo

Tras dos años de espera, la Consellería de Medio Ambiente anunció el pasado 5 de enero el plazo para la presentación de alegaciones públicas a dicho proyecto, 20 días de margen que terminaron esta semana. La luz verde de San Caetano está ahora más cerca que nunca. Aunque desde el 2001 los Ayuntamientos tienen la posibilidad de declarar los ENIL, es el Gobierno autonómico quien tiene la última palabra. «É esencial que a Xunta dea o visto bo canto antes á figura definitiva de ENIL. Levamos moitos anos agardando. Canto máis tempo pase, as illas correran máis perigos», defiende la concejala coruñesa de Medio Ambiente, María García. «Presentamos o plan esixido. Inclúe un listado de tódalas especies de fauna e flora que hai nas illas e as medidas para a súa protección», añade. Los concellos son los que deben asegurar en sus presupuestos las partidas para dichas iniciativas. 

islas san pedro
Antonio Sandoval

Las islas

Aguión, As Tres Illas, O Pé y Vendaval son las cuatro ínsulas que conforman el conjunto paisajístico al que hay sumar dos grupos de islotes. Situadas frente a O Portiño, ocupan una superficie de 7 hectáreas en una línea costera de 8 kilómetros. Su suelo es granítico y un canal de entre 200 y 350 metros de anchura las separa del continente en una distancia que apenas alcanza el kilómetro.

Tan lejos y tan cerca. «Podemos dicir que son as grandes esquecidas. Cando estaba aquí o vertedoiro de Bens, este era un lugar denostado, ao que os coruñeses viñan a pouco máis que a lavar o coche. O paseo marítimo xogou un papel importante para volver a poñelas no mapa», cuenta el historiador Xosé Alfeirán. Hay, eso sí, una excepción en esta dejadez histórica. «A dos mariñeiros. Eles saben desde hai séculos da riqueza destas augas», apunta Alfeirán. 

Actividad pesquera

Es a los marineros a quienes también quiere lanzar un mensaje el Concello. El ENIL no afectará a la explotación pesquera y percebeira, pero sí busca luchar contra el furtivismo. «Os mariñeiros van poder seguir faenando aquí. A súa actividade é compatible coa conservación do espazo», añade la edila María García. La figura de protección es una asignatura pendiente en la ciudad, pero no la única. En el entorno de la torre de Hércules, María Pita aspira a alcanzar la misma declaración para el enclave que acoge al patrimonio de la humanidad.

islas san pedro
ANGEL MANSO

En la isla de O Pé hubo una ermita cuyo nombre sigue siendo un misterio

La isla de O Pé debe su nombre a la lógica. Cuando la marea está muy baja se puede acceder a ella por un camino de rocas. Sin embargo, también hay quien la conoce como la isla de San Coral. «Sabemos que houbo aquí unha ermida pero, o porque do seu nome aínda é un misterio. Tivo que construírse durante o Medievo, hoxe xa non quedan restos. Desapareceu con Drake», explica el historiador Xosé Alfeirán. Los vínculos perdidos entre los vecinos con el archipiélago sí que se pueden percibir a simple vista en la cetárea, de la que aún quedan los muros, en la isla Vendaval. Son las huellas etnográficas que también hay que salvaguardar.