El presidente de la Sociedad Filatélica colecciona correo real
16 sep 2019 . Actualizado a las 13:28 h.Pocas personas pueden afirmar: «Me escribo con todas las casas reales del mundo». Me lo cuenta José Luis Rey Barreiro, presidente de la Sociedad Filatélica de A Coruña, arquitecto, apasionado del montaje y diseño de exposiciones, y coleccionista de cartas de correo real. «Mis amigos no se atreven a llamarme friki, aunque algunos lo piensen. En cualquier caso los hay más frikis que yo», comenta sonriente. Compartimos café el jueves por la tarde en la plaza de Vigo. «Aquí jugaba de pequeño. Recuerdo que había un estanque», apunta este coruñés de 53 años nacido en París. «Mis padres se conocieron y se casaron allí. Mi padre era de Ourense y mi madre de Ordes, pero se crio en A Coruña. En mayo del 68 decidieron regresar a España. Yo tenía dos años», relata este exalumno del colegio Alianza Francesa. «Estaba en Ciudad Jardín», aclara. Después se formó en la Academia Galicia y en el instituto Zalaeta. «No tenía muy claro lo que hacer después, pero me atrajo la arquitectura y además había la escuela aquí». En su casa no existen antecedentes de filatelia y él la descubrió a los 11 años cuando su madrina le regaló un álbum de sellos.
En los Juegos de Barcelona
Se le ilumina la cara cuando recuerda una de las grandes aventuras de su vida. «Fui voluntario en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Estuve más de un mes. No pagaban, pero fue una oportunidad única y tuve ocasión de conocer la ciudad. Yo estaba destinado en los controles de acceso al estadio, a las piscinas, al Paláu San Jordi… Llevé la antorcha y estuve presente en la ceremonia de apertura y de clausura», recuerda. Lo más curioso no es el hecho de que un joven coruñés formase parte del grupo de voluntarios. Lo que más sorprende es que fue gracias a los sellos. «Le mandé una carta a Maragall para pedirle una colección y en la contestación incluyó la hoja de inscripción para solicitar plaza como voluntario. Y la remití a la dirección que indicaban», asegura.
Pasaron los años y José Luis sigue mandando cartas. «Me escribo con todas las casas reales del mundo. Lo que me interesan son los sobres para mi colección de correo real, tengo un montón clasificados en carpetas. Todos los filatélicos somos meticulosos y ordenados», resalta. Me cuenta que gracias a su afición consiguió entrar en contacto con gente importante. Me habla de Samaranch, de sus hijos y hasta de la duquesa de Alba. «Nos intercambiábamos postales de Navidad. Nos mandábamos cartas. Ella me remitía para mi colección los sobres de las cartas que le llegaban. Era una mujer encantadora. Una vez, de visita en el palacio de Liria, vi allí colocada la felicitación que le había enviado en la que aparecía la imagen de Benito, un perro labrador que tenía entonces. Mantuve una relación con la duquesa de Alba, pero solo por carta. Fue epistolar», comenta sonriente.
Carné sí, coche no
Junto con López Mihura y Sonia Romero integra el estudio de arquitectura ES3. «Con Mihura llevo desde hace 35 años y soy el padrino de sus tres hijos. En el trabajo yo me encargo más de la gestión del estudio y del diseño de las exposiciones», destaca este hombre que se formó en el Kiosco Alfonso. «Mientras estudiaba iba allí y fue un buen punto de formación». Lleva cinco años al frente de la histórica Sociedad Filatélica. «Somos un referente en las revistas especializadas y en A Coruña hay coleccionistas de prestigio a nivel nacional. Nos gustaría volver a hacer una muestra competitiva, con presencia de jurado y entrega de premios, que es algo que no se hace desde 1987», afirma. Está soltero, vive con su madre y le gusta viajar y estar con los amigos. «No soy el típico pesado que solo habla de sellos», asegura. Nos despedimos. Se marcha caminando. «Saqué el carné de conducir hace 25 años y nunca he vuelto a coger un coche. Ahora no me atrevería», confiesa.