Cientos de personas acudieron a María Pita en defensa de la Constitución

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

GONZALO BARRAL

A la concentración, convocada por Francisco Vázquez, se sumó el presidente Feijoo

28 oct 2019 . Actualizado a las 12:07 h.

A la misma hora que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, mitineaba en el pabellón del colegio San Francisco Javier, en A Cubela, en la plaza de María Pita se celebraba ayer domingo la concentración en defensa de los valores recogidos en la Constitución convocada por el que fue socialista y alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, con diputados constituyentes en 1977, como Nona Inés Vilariño y José Manuel Couceiro (ambos de UCD), o Antonio Vázquez Guillén y Perfecto Yebra (Grupo Centrista).  

A las doce del mediodía, mientras el Paseo de Gracia de Barcelona se llenaba en la protesta contra el Procés convocada por Sociedad Civil Catalana, en María Pita se reunían centenares de personas -varios miles llegaron a decir los convocantes-, «en apoyo a la Carta Magna y de los catalanes constitucionalistas».

El policía herido en Cataluña

Entre ellos, el presidente de la Xunta, el popular Alberto Núñez Feijoo, acompañado de parte de los cargos del partido. Entre el público, ex regidores de la comarca, el exalcalde coruñés Liaño Flores y miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, como el policía coruñés herido en los disturbios de Barcelona que regresó el sábado a Lonzas. 

El acto, al que los convocantes solicitaron no se llevase ningún símbolo ni pancarta política salvo la bandera constitucional, estuvo presidido por las enseñas de España, Galicia, Cataluña y la Unión Europea.

Sintiéndose legitimados como padres de la Carta Magna y «sin ninguna atadura política», declararon los que llamaron a la movilización, se dirigieron a la concurrencia Guillén, Nona Inés Vilariño y Francisco Vázquez, que nada más coger el micrófono arrancó los aplausos de los concentrados. Exaltó el valor de la primera Constitución redactada en España «sin vencedores ni vencidos» para «superar el pasado y construir el futuro en paz», y frente a ello contrapuso «la intolerancia de los que quieren dividir a los españoles por la lengua que hablan, por el lugar en el que han nacido», subrayó antes de pronunciar un sonoro y enardecido «basta ya de intransigencia». «La Guerra Civil -dijo- hay que dejarla en las bibliotecas».

Además de valorar la asistencia de «personas de todas las ideologías, de todos los partidos constitucionalistas», Vázquez trasladó su gratitud a las fuerzas de seguridad desplegadas en Cataluña. «No hay presos políticos, sino delincuentes castigados por la sedición y la rebeldía», señaló. 

El presidente de la Xunta, que elogió el discurso del exalcalde coruñés, valoró que «sería bueno que algunos políticos actuales escucharan más a Vázquez que a Torra, y más a los constitucionalistas que a los independentistas». No quiso dejar de destacar Feijoo la ausencia en María Pita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dado que estaba en la ciudad. «A lo mejor le importa más -deslizó- gobernar o intentar gobernar con aquellos que no defienden la Constitución».

«Hay que recuperar el espíritu de la Transición»

En su intervención, Vázquez Guillén repasó las libertades alcanzadas con la Constitución y remarcó la importancia de lo que entiende como una necesidad: «defenderla para que no nos arrebaten lo que tanto nos constó conseguir».

Nona Inés Vilariño, con familia viviendo en Cataluña, llamó a recuperar «el verdadero sentido de la palabra concordia: con el corazón» y recordó como una imagen simbólica el abrazo que recibió de un policía el 23 F cuando finalmente pudo salir del Congreso tras el intento de golpe de Estado de Tejero del 23 de febrero de 1981.

La diputada constituyente subrayó también la relevancia de «solidarizarnos con tantos y tantos catalanes que necesitan que se les oiga, que necesitan sentirse libres», y realizó un alegato «contra la violencia y a favor de la convivencia».

Al término de la concentración en María Pita, no ocultó Nona Inés Vilariño su satisfacción por «haber hecho lo que creemos que debíamos hacer» convocando la movilización. Quiso subrayar, por encima de la «más que digna asistencia de público», el hecho de que el acto se desarrolló «sin una mala palabra o gesto, con enorme respeto y entusiasmo». «Fue una reproducción del espíritu de la Transición, el espíritu que hay que recuperar para la política, en vez de hacer de ella una guerra de bandos y banderas», concluyó.