Una familia con menores okupa tres casas abandonadas en Perillo, Oleiros

A. G. Ch. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Los asaltantes, en menos de 24 horas, lograron acceso a la luz y agua en unas viviendas que están en venta

27 jun 2020 . Actualizado a las 14:56 h.

«Un matrimonio joven, dos niñas y los abuelos». Estos serían los okupas que desde el viernes por la tarde entraron en la vivienda de los padres de Nuria Fernández. Se trata de tres casas abandonadas que están pegadas a la pasarela blanca de la N-VI en la avenida das Mariñas junto al puente de A Pasaxe (números 375 a 377), en Perillo (Oleiros). Están en venta. «Esto nos impide seguir ahora con las negociaciones», lamenta Fernández, quien el viernes fue «amenazada de muerte» por los asaltantes al acudir a comprobar la situación después de que la alertasen los vecinos.

Las tres viviendas que han sido asaltadas por una familia de okupas en avenida das Mariñas
Las tres viviendas que han sido asaltadas por una familia de okupas en avenida das Mariñas CESAR QUIAN

«Ya hice la demanda pertinente, pero por el momento las autoridades no pueden hacer nada porque hay menores de edad dentro», indica Nuria. Añade que las condiciones en las que se encuentran los inmuebles no son aptas para cuidar a las niñas: «Las casas están abandonadas, no están para vivir. Si  tienes un hijo y lo metes aquí estoy segura de que Servicios Sociales te quita la custodia». 

«Esta mañana uno de los asaltantes salió a por el desayuno y volvió al rato con café y bollitos»

En menos de 24 horas, los okupas ya han conseguido acceso a la luz y al agua. «Ayer bajaban con unos cables y esta mañana ya tenían un ordenador conectado», señala Fernández. Los propietarios asisten atónitos a lo que está pasando. «Esta mañana, uno de los asaltantes salió a por el desayuno y volvió al rato con café y bollitos. Es surrealista lo que estamos viviendo», añade Nuria.

CESAR QUIAN

Por si fuera poco, también les han cerrado el acceso a la finca que está al lado de las casas. «Como es muy grande, hay una parte que no pertenece a las casas, pero tampoco podemos entrar ahí porque ellos nos han cerrado el acceso al resto de la finca. Es una pasada...», lamenta Fernández.