Los okupas de A Zapateira preparan la piscina para «un verano relajado»

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

En Palavea volvieron a repetirse enfrentamientos entre vecinos y asaltantes, y vecinos de Perillo protestaron ante la vivienda asaltada el viernes

16 jul 2020 . Actualizado a las 19:57 h.

La ocupación de viviendas se está extendiendo por distintos puntos de la ciudad y el área metropolitana, desde el Agra a la Sagrada Familia, Palavea, A Zapateira o Perillo, al tiempo que crece la preocupación en los vecindarios. Hay quien reconoce miedo a salir de su casa «incluso por la mañana para ir a trabajar», subraya Manolo, vecino de Os Mallos, por temor a que al regresar «pueda encontrarme a desconocidos dentro, con mis muebles y comiendo hasta la comida de mi nevera». Saben de personas a las que ya les ha sucedido. Como ocurrió en la segunda residencia de Ramón Tedín. «No hace ni quince días que llegué a mi casa de Cabana y me encontré con una pareja en el interior. Tuve la suerte de que se marcharon, pero ya me habían vaciado el congelador. Me robaron unos 50 kilos de carne», explica este vecino de O Ventorrillo.

Los casos que han reabierto la polémica en torno a la legislación y la actuación de las autoridades se centran en tres focos: Perillo, con una casa asaltada el pasado viernes delante de sus propietarios; A Zapateira, donde un chalé de lujo permanece tomado desde hace ya dos meses; y Palavea, barrio en el que se está enquistando una crisis de extrema preocupación, tanto por parte de los vecinos como del Ayuntamiento, que amenaza con graves enfrentamientos.

A Zapateira

A la espera de un acuerdo económico con el banco. Los dos okupas del chalé ubicado frente al colegio Andaina no lo abandonan porque la propiedad, un banco, «no quiso llegar a un acuerdo económico», afirmó ayer uno de los asaltantes. Asegura incluso que la financiera le ha causado un perjuicio «porque con el dinero que iba a recibir tenía pensado comprar un piso en A Coruña». Y ante esta situación, los dos hombres se pusieron a preparar la piscina del chalé: «Vamos a intentar pasar un verano lo más relajado posible», aseguraron ayer por la mañana.

  

Palavea

Un enfrentamiento a punto de estallar. Los vecinos de Palavea ya no aguantan más. Ayer por la mañana uno de los seis okupas mayores de edad -también viven dos niños en el edificio inacabado- «volvió, de nuevo, a protagonizar un episodio de insultos y amenazas, daba miedo», contó María, una de las residentes en la zona. Se suma a las peleas y agresiones «incluso sexuales y documentadas», apunta, que se han saldado incluso con heridos: un vecino acabó en el hospital tras recibir una paliza.

Manuel Gómez, presidente de los vecinos de Palavea, aseguró ayer que están trabajando «a diario» con todos los grupos municipales, en busca de «una solución definitiva». A falta de dos reuniones, todos los partidos con los que contactaron «están de acuerdo en que la situación es grave y necesita una solución inmediata». Gómez no quiere oír decir que el problema es de convivencia: «No es un problema de tolerancia o entendimiento cuando sales de casa con miedo a encontrarte con los okupas, cuando ves como agreden a un vecino, cuando por tu cabeza pasa abandonar el barrio», subrayó. Y es que los okupas de Palavea ni tan siquiera hacen caso a sus familiares: «Hace unos días llegó un tío del cabecilla, le recriminó su comportamiento y le pidió que se fuese, pero el hombre tuvo que marcharse porque casi le agreden a él también», contó María.

Perillo

Niños en una casa en peligro de derrumbe. Nuria es la hija de los propietarios de la casa okupada el viernes, «delante de mis ojos», en la N-VI, en Perillo, frente al radar de Tráfico. Lo curioso de este asalto fue que a pesar de que la policía llegó al momento de la okupación, «no pudieron desalojar a las dos parejas y a los niños», subrayó la mujer. «Y es que se las saben todas, si meten a los niños ya no pueden echarlos». Ayer tuvo lugar una concentración delante de la vivienda en la que participaron unos doscientos vecinos. Aseguran que este tipo de actitudes «son inaceptables».

Pero no solamente creen que es inadmisible asaltar una vivienda: «No es decente, es muy indigno e irresponsable llevar a dos niños a vivir a una casa que se está cayendo», explicó Nuria. Y enfatiza que la vivienda de la que es propietaria «está muy deteriorada y con riesgo de caerse». Se pregunta si las Administraciones, «y los que apoyan a los okupas también están de acuerdo en poner en riesgo la vida de las personas, de los niños».