
Los socialistas se estancan ante la acometida del BNG, la consolidación del PP y la erosión de la Marea en unas elecciones que ponen fin a la primera etapa del mandato de Inés Rey
13 jul 2020 . Actualizado a las 14:50 h.Los resultados de las autonómicas ponen fin a la primera etapa del mandato de Inés Rey, que ha estado marcada por una relativa calma y acuerdos entre los partidos que conforman la corporación de A Coruña. Tras ser segunda fuerza en las municipales, por detrás del PP, el PSOE logró la investidura de su candidata mediante acuerdos con la Marea Atlántica y el BNG. Más tarde también cerró acuerdos con la única concejala de Ciudadanos, hoy independiente tras dejar el partido, y durante la emergencia del coronavirus los socialistas sumaron al PP a los acuerdos.
Pero al menos en las autonómicas, el PSOE no ha rentabilizado su trabajo en el gobierno local. El bastón de mando de María Pita no les ha dado ni un sufragio en términos absolutos -tuvieron 22.086 hace cuatro años y ayer al cierre de esta edición rozaban los 20.000- y apenas les ha concedido un empujoncito del 0,34 % en porcentaje de voto.
El auge del BNG
El resultado del PSOE no refuerza su posición política general, ni tampoco al frente de la izquierda. Ahí sale reforzado el BNG. Sus dos ediles, capitaneados por el veterano Francisco Jorquera, tendrán ahora un apoyo potencial en el liderazgo de la oposición parlamentaria a cargo de Ana Pontón. Los nacionalistas sí han rentabilizado su trabajo en la ciudad, con un aumento del porcentaje de voto superior al 17,6 % con respecto a las anteriores autonómicas. Es su mejor resultado histórico en la ciudad, y si ayer se hubiesen celebrado municipales, el Bloque sería la segunda fuerza de María Pita, con siete ediles, y la primera del ala izquierda, con los socialistas detrás, con cinco.
El rearme político del PP
El problema para el BNG, además de que faltan casi tres años para las locales, es que si se repitiese resultado la alcaldía sería para el PP. Con más del 46,2 % de los votos, 2,69 puntos más que en el 2016, obtendrían mayoría absoluta. Una meta que solo cruzaron en el 2011, tras más de dos décadas de mayorías socialistas y cuatro años de bipartito PSOE-BNG.
Las autonómicas rearman a los populares, que salieron muy debilitados de la pérdida de la alcaldía a manos de la Marea en el 2015, y después de la victoria de Inés Rey el año pasado frente a su candidata, la exconselleira Beatriz Mato, que a continuación dejó la actividad política.
A tres años de las municipales, el resultado consolida al PP como la alternativa a la regidora socialista, aunque todo indica que solo le valdrá la mayoría absoluta para gobernar María Pita.
La caída de VOX y Cs
Los otros partidos de la derecha y el centro derecha nacional, Ciudadanos y VOX, se quedan muy lejos de sus mejores marcas en la ciudad y de obtener representación en unas eventuales elecciones municipales. La formación de Santiago Abascal no llega al 2,5 % de los votos, y aún menor es el resultado del partido naranja, que se disuelve en la ciudad con menos del 0,7 % de los sufragios. Hace menos de un año, en las municipales, había sumado el 5,8 %, que le valieron un concejal en María Pita por primera vez en su historia. El escaño fue para Mónica Martínez, que hace unas semanas abandonó la formación naranja, cansada de su volcánica vida interna en Galicia.
Debacle del espacio de la Marea
Mientras que al PP lo consolidan como alternativa, los resultados de las autonómicas diluyen las posibilidades de la Marea Atlántica, que se quedaría con un solo edil. Ahora tiene seis, y salvo ruptura del grupo los mantendrá hasta el 2023. Esa cifra otorga a la formación próxima a Podemos la llave de la gobernabilidad, ya que son necesarios para sumar mayoría absoluta con los nueve del PSOE. La situación interna del partido era muy complicada antes de los comicios, con una parte de la formación muy próxima a Antón Gómez-Reino, el candidato de Podemos a la Xunta, y otro segmento mucho más distante de la formación morada.
Los resultados de ayer suponen una derrota para el primero de esos sectores, minoritario en la formación coruñesa, que no respaldó a Podemos en las dos últimas elecciones generales.
Un nuevo escenario municipal
Tras los acuerdos que pudo alcanzar en el último año, los resultados de ayer obligarán a Rey y su equipo a reconducir las relaciones con sus aliados en el pleno. Tendrá enfrente a un BNG y a un PP más fuertes, y a una Marea Atlántica -su teórico aliado principal, aunque las relaciones se deterioraron gravemente en los últimos meses- en caída libre. Por último, queda la concejala independiente, Mónica Martínez. Su posición es clave. Si se alinease con los populares, anularía el voto de calidad de la alcaldesa en caso de empate con el PP. Las autonómicas, en A Coruña, lejos de aclarar el panorama político abrieron uno nuevo.