Lavedra, una gran avenida para una urbe en crecimiento

F. M. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

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La principal vía de entrada y salida de la ciudad se abrió al tráfico el 15 de septiembre de 1957

16 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque actualmente -y desde el año posterior a su puesta en funcionamiento- tenga el nombre del alcalde que la promovió e inauguró, Alfonso Molina, la principal vía de entrada y salida de la ciudad se abría al tráfico el 15 de septiembre de 1957 con la más tradicional denominación de avenida de Lavedra. Una infraestructura que vendría a cambiar para siempre el acceso a la urbe, una vía de alta capacidad como no había otra en ciudades vecinas que rompería la estampa rural de la zona para albergar un constante ir y venir de vehículos que no ha dejado de crecer hasta la fecha.

La comitiva reunida para la inauguración, presidida por el propio Franco y su esposa, contó con las más altas autoridades civiles y militares y con, según publicaba entonces La Voz de Galicia, «miles de coruñeses que se congregaron en las inmediaciones».

Una gran calle para lo que estaba convirtiéndose en una gran ciudad, pero que nacía ya con algunas deficiencias que no tardaron en denunciarse. En aquel entonces no era su capacidad, más que suficiente al menos hasta la década de los ochenta, la que preocupaba a los usuarios, sino otros temas como la falta de alumbrado público en buena parte de su extensión (que no tardó en instalarse) o la cantidad de polvo que se levantaba al paso de los vehículos cuando estos alcanzaban ciertas velocidades, que impedía la visión de los que iban detrás. Eso, sumado al tramo en que coincidía con el paso del río Monelos, del que se desprendía un olor que las crónicas de la época califican como «nauseabundo».

Eso sí, la crónica negra de la avenida de Lavedra no tardaría demasiado en registrar su primer capítulo. Menos de cuatro meses después de su inauguración, el 3 de enero de 1958, se producía el primer accidente mortal de su historia. Un coche arrollaba a dos ciclistas que pedaleaban por la avenida para dirigirse a sus puestos de trabajo, provocándole la muerte a uno de ellos.