Asegura que incorpora el 15002 a todo por su querencia a Monte Alto
24 may 2021 . Actualizado a las 00:39 h.Lo suyo es el baloncesto. De los pies a la cabeza. Charlamos en la terraza del Atlántico 57 y viste con una camiseta del Básquet Coruña. «Es que a las cinco tengo que entrenar. Sigo ayudando al primer equipo, pero entreno a los chavales de 14 y 17 años», comenta Carlos Uzal Couto, a los que todos conocen por Charlie. «Es por Charles Barkley, que en su día era de mi estatura y porte fuerte», explica este coruñés que tiene como foto de WhatsApp una imagen de Michael Jordan con la camiseta de los Bulls al lado del entrenador Phil Jackson. «Jordan es el mejor. Hizo ganar a sus compañeros, que no eran malos, con su compromiso y competitividad. Su vida es de película. Anotó canastas decisivas, se siguen vendiendo zapatillas con su imagen... De los jugadores españoles me quedo con Roger Esteller, con el que tuve la suerte de coincidir en el Baskonia», apunta. Tiene 50 años recién cumplidos, mide dos metros, y jugó en 16 equipos a lo largo de su dilatada carrera. «Creo que soy de los únicos que jugué en todas las categorías que existen, e incluso algunas ya desaparecidas como la LEB Bronce o la 1.º B», añade.
Dos años en Newport
Su abuelo era muy alto, pero sus padres no tanto. Naturales de Ordes, emigraron a Newport, Gales, donde nació Charlie. «Ellos son mis ídolos. Se fueron sin saber nada de inglés con el objetivo de ganarse la vida. Tienen mucho mérito», comenta. Era un niño de dos años cuando la familia se instaló en A Coruña tras la etapa en el extranjero. «Estudié en el colegio Sanjurjo de Carricarte y me marcó. Soy muy de Monte Alto y por eso incorporo el 15002 a todo. Es como un símbolo para mí», confiesa. Siempre fue de los altos de clase y, antes de que un entrenador se fijase en él, jugaba al balonmano. «Me llevaban con el equipo de los mayores, pero apenas jugaba y me aburría. Por eso decidí probar con el baloncesto», recuerda. Primero en los Salesianos, poco después en el Calasanz, y enseguida lo fichó aquel Obradoiro que después tuvo que pelear su plaza ACB en los juzgados durante décadas. «Quién sabe. Si aquel equipo asciende a lo mejor yo hubiera tenido minutos muy joven y otra carrera más exitosa. Cuando llegué al máximo nivel, que fue en el Baskonia, tenían un equipazo y era complicado jugar. Estaba en el Sondeos y pasé a verme ante más de 10.000 personas. Me llegó un poco tarde», analiza. Los últimos años de su carrera los pasó en el Básquet Coruña y ya se quedó. Primero de delegado y más de una década como entrenador ayudante.
El baloncesto coruñés
«Si conseguimos el ascenso a la ACB sería un gran momento para el baloncesto coruñés. Nos la jugamos en tres playoffs», destaca a unas horas del primer partido contra el Oviedo en Riazor. «La gente no es consciente del trabajo que hay detrás de un entrenador. Analizamos cada jugador del equipo rival, nos fijamos en la forma que tienen de atacar y preparamos la estrategia defensiva. Vemos cómo defienden para ver qué podemos hacer. Es una locura y muchas horas de trabajo. Por eso te duele cuando ves algún análisis en la prensa», relata. Dice que, como entrenador ayudante del primer equipo, ejerce «de poli bueno». Pero con los chavales... «Soy bastante duro. El jugador tiende a ser conformista y yo he visto a muchos. Vi cómo entrena Scola, por ejemplo. El que llega ahí es por algo. A los chavales les digo que le dediquen muchas horas, que sea su pasión, pero que sigan estudiando». Antes veía los partidos de la NBA y de la liga universitaria americana, pero ahora tiene menos tiempo porque es padre de unos mellizos de tres años. «Ya les regalaron una canasta y son los más altos de la guardería. Les voy a inculcar que hagan distintos deportes que ayudan a mejorar la coordinación», asegura Charlie, un clásico del Básquet Coruña y un fan de Arnold Schwarzenegger. «Siempre fui seguidor de él y me gusta el tema del gimnasio y las pesas, aunque ahora voy menos por los niños. Cuido bastante la alimentación y dejo las cervezas para los fines de semana», confiesa Charlie. Nos despedimos, en 10 minutos empieza el entrenamiento.