Sergio Moure: «Si no me dedicase a componer bandas sonoras habría sido director de cine»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El músico coruñés recibió el premio especial del Ourense Film Festival

25 oct 2021 . Actualizado a las 14:41 h.

A principios de este mes el compositor Sergio Moure de Oteyza (A Coruña, 1969) recogió el premio especial del Ourense Film Festival, un galardón que reconoce veinte años de bandas sonoras que arrancaron con Inconscientes y continuaron con Todo es silencio, Cargo o Extinction entre un sinfín de películas que cuentan con el arte de este músico que reconoce dormir poco, «o porque tengo mucho trabajo, o porque no lo tengo».

-El galardón iba acompañado de la publicación del libro A imaxe sonora. ¿No es demasiado joven para escribir sus memorias?

-Eso me dicen mis amigos. Pero es que me llamaron del Festival de Ourense para decirme que me daban el premio, coincidiendo con mis veinte años de carrera, y que eso llevaba parejo la edición de un libro en el que tenía que explicar mis vivencias, cómo trabajo, lo que me llevó a dedicarme a esto...

-¿Y qué le llevó a dedicarse a esto?

-Fue algo muy vocacional. Nunca tuve opción de dedicarme a otra cosa. Empecé a estudiar en el Conservatorio de A Coruña, pero quería especializarme, estudiar música aplicada al cine y a la imagen. Y me hablaron del aula de jazz del Conservatori Liceu de Barcelona. Allí me fui con unos veinte años, muy tarde, y estuve seis años, casi viviendo en el aula y estudiando de todo, composición, orquestación... Empecé entonces a colaborar con escuelas de cine que había en Barcelona, componiendo para cortometrajes, que es la mejor forma de practicar.

-¿Cómo fue su salto al largometraje?

-Conocí en Barcelona a Joaquín Oristrell y me dio un consejo, me dijo que Barcelona estaba muy bien para formarse, pero que el trabajo estaba en Madrid. Ahora está todo muy descentralizado, pero en aquel momento era así, era donde estaban las productoras. Así que me fui a la capital, empecé a presentarme a productores y seguí dándole la lata a Oristrell. Le aparecía en la cafetería del gimnasio con mis cosas. Aún el otro día me comentó la gracia que le hacían las ganas que veía en mí. Así que un día me trajo las primeras notas de un guion. Era el de Inconscientes. Y sobre ese medio folio me puse a componer.

-Fue su primera banda sonora y por ella le nominaron al Goya.

-Sí, fue como una ilusión óptica. Porque pensé que iba a ser siempre así, que sería un camino de rosas lleno de éxitos rotundos, pero dedicarse a hacer música para el cine en España es algo muy complicado y lleno de baches. Tienes que tener claro que te gusta mucho el cine y la televisión. Siempre me apasionó. Por eso digo que si no hubiese sido compositor de bandas sonoras habría sido director de cine o algo relacionado con el audiovisual, eso seguro.

-¿Es muy complejo componer piezas musicales que dependan de unas imágenes?

-Hay que tener un oficio. Ser buen compositor no te capacita para realizar una buena banda sonora. Tienes que saber analizar un guion, una secuencia, saber cuál es el ritmo interno de un montaje para sacarle partido con la música... Al fin y al cabo el papel de una banda sonora es resaltar y acentuar lo que quiere el director. No se trata de poner músicas bonitas sobre imágenes, todo tiene que tener un sentido narrativo.

-Y hay que tener versatilidad, porque en el mismo año usted compuso la música de una película tan angustiosa y violenta como «Feedback» y la de la cinta de animación «La gallina Turuleca».

-Es una de las partes que más disfruto, saltar de un género a otro. Ya me ha pasado varias veces lo de tener que cambiar de registro de golpe, trabajando con paletas orquestales diferentes.

-¿Le han rechazado alguna composición?

-Claro. Es lo primero que tienes que asumir en la música aplicada: tú estás trabajando para un proyecto mayor. Eres una parte, como el director de fotografía o el vestuario. Es una estructura piramidal con el director arriba y este dice lo que le gusta y lo que quiere. Eso no quita que, si tienes muy claro que una música puede encajar intentes llevarte al director a tu terreno. Aunque los directores suelen tener las ideas bastante claras. Y es muy habitual tener que variar bloques con la composición ya hecha porque se cambia el montaje de la película. Hay que tener claro que estás al servicio de la película, que tu misión es que la película sea mejor, no que tu música destaque.

«Cuando creo una música pienso en la película, no en dónde se va a exhibir»

Cerca de una treintena de trabajos para cine y televisión -sin contar las composiciones «no audiovisuales»- convierten a Sergio Moure en uno de los músicos más prolíficos del país.

-¿Ha cambiado mucho la cosa con las plataformas digitales?

-Sin duda, sobre todo porque hay más trabajo. No sé hacia dónde se dirige esto y si el hecho de que todo se aglutine alrededor de estas grandes compañías pone en riesgo la pervivencia del cine independiente. Pero es innegable que estas grandes plataformas llegan con presupuestos altos y buenas ideas. Así que estamos viviendo un buen momento, con el doble de producciones en marcha que hace diez años.

-¿Es diferente componer para cine o televisión?

-No, porque las exigencias son iguales. Nos piden una mezcla en la misma calidad, como si tuvieras en casa altavoces en el techo. Cuando compongo pienso en la película, no en dónde se va a exhibir. Eso sí, personalmente prefiero que mi trabajo se pueda disfrutar en una sala. Es algo que hay que cuidar, es la diferencia entre un apretón de manos y un abrazo. Y el cine en salas y en plataformas pueden coexistir.

-También ha compuesto para Nova Galega de Danza.

-Es que la danza siempre me gustó mucho. Les compuse Son y Leira, con las que estuvieron nominados a los Max e Iván Villar se llevó el de mejor intérprete.

-Y trabajando con ellos conoció a Rosa Cedrón, a quien le produjo Nómade.

-Me lo propuso y yo encantado, porque me gusta diversificar. De hecho acabo de componer una obra que estrenará el año que viene la Orquesta de Cámara Gallega que dirige Rogelio Groba. Me ha cundido mucho la pandemia [Ríe].