Eduardo Sanjurjo: «Cuando paso por delante de una tienda de Zara me santiguo»

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Trabajó durante siete años en Inditex y ahora ha puesto en marcha el negocio Kibus, de reparto a domicilio, en 16 mercados de 14 ciudades

02 feb 2022 . Actualizado a las 11:34 h.

Tiene 41 años y tres hijos de 11, 9 y 6. Vivió en China, Irlanda y Estados Unidos. La primera empresa que montó la compró un fondo de inversión americano. En el 2018, este coruñés especialista en comercio electrónico, puso en marcha Kibus en la plaza de Lugo. «Ahora estamos en 16 mercados de 14 ciudades. En Madrid, por ejemplo, en el de Chamartín; también en Bilbao, Donostia, Burgos, además de las siete ciudades gallegas. El objetivo para el próximo año es consolidar lo que hemos hecho sin grandes aperturas. Y en el 2023 ampliar a otros mercados», explica Eduardo Sanjurjo Suárez-Pumariega, de esas personas que parece que tiene tiempo para todo. En Kibus trabajan 35 personas y dice que es un proyecto que tiene mucho margen de crecimiento. «No hay gastos de envío ni pedido mínimo. El negocio está en el descuento que nos hacen los comerciantes. Somos eficientes y no competimos con el delivery. Por ejemplo, si tenemos varios pedidos para Oleiros los agrupamos y los repartimos en un viaje. Ya se dice que la mochila cuanto más llena menos se mueve. Nuestro sistema recibe el 70 % de los pedidos por la noche. Eso nos permite ir a primera hora a por los productos más frescos, que coincide cuando los profesionales de la plaza tienen menos cantidad de clientes. Los sábados, que acude más gente a los mercados, intentamos tener todo listo antes de las doce para no molestar», analiza. 

Vida laboral y familiar

Su infancia y juventud la pasó entre Santa Cruz y el colegio Santa María del Mar. Estudió en Madrid Derecho y Empresariales y un máster en Comercio Exterior que le abrió las puertas de Inditex. «Hace unos diez años la gente decía que cómo iba a comprar unos zapatos o una camisa por Internet sin probar la prenda antes. Y ahora supone un tanto por ciento importante de las ventas. Con el tema de la comida sucede algo similar, el público comenta que quiere ver los tomates y comprobar de primera mano la calidad de la lubina. Pero la alimentación y los frescos tienen mucho recorrido. Hay que hacerlo bien, pero el mercado va a crecer», dice. En los siete años que trabajó en la multinacional que ahora pasa a presidir Marta Ortega vivió en Shanghái, Nueva York o Dublín. «Mi hija mayor es made in China. Tuve mucha suerte con las oportunidades que me dieron. Cuando paso por delante de una tienda de Zara me santiguo en señal de agradecimiento. Aprendí, conocí gente...», asegura. En el 2012 montó la firma Tikiting, que años después vendió a un fondo de inversión americano, pero a la que sigue vinculado. «Es una empresa de transporte de mercancías cuyo servicio consiste en unir a todos los transportistas del mundo y que las empresas accedan a través de una sola aplicación informática. Cuando la vendí quería seguir involucrado en el e-commerce, pero con el objetivo de llegar al cliente final vendiendo comida por Internet. Quería digitalizar los mercados, que tienen el mejor producto del mundo, para que todo el mundo pudiese acceder a ellos. Aunque ahora estamos en muchos lugares de España la cabecita está en A Coruña. Las fotos, porque la imagen es muy importante, las hacen los profesionales de aquí», explica. 

Plátano y salmón al corte

Dice que su principal hobby es «ser taxista de mis hijos. También me gusta pasear por el monte. Tengo una finca en la Serra do Xistral donde planté castiñeiros y carballos. Es como mi yoga porque es todo lo contrario a Kibus. En el reparto todo tiene que ser rápido y con los árboles hay que esperar a que crezcan sin prisas», relata. Entre los clientes de su firma hay algunos sibaritas que «piden algunas cosas en la plaza de Lugo y otras en Elviña». Le pregunto por lo que más se vende y me sorprende la respuesta. «El 60 % son frutas y verduras. Y los productos estrella son los plátanos y el salmón al corte. Nos cansamos de hacer recomendaciones, recetas del chef, y publicar novedades y al final la gente pide lo básico», confiesa Eduardo durante nuestra charla en el Siboney de la calle Ferrol. «También llevamos sus cafés», comenta.