Javier Casás: «El jabalí iba a tal velocidad que no pude frenar antes del impacto»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Un vecino de A Laracha atropelló a un animal salvaje que se coló en la tercera ronda, poco antes de llegar al pavo real

13 sep 2023 . Actualizado a las 15:20 h.

El pasado mes de julio Javier Casás circulaba por la tercera ronda. «Yo no lo sabía, pero cuando hicimos el atestado me enteré de que este tramo de la carretera se llama Ronda del Real Club Deportivo de A Coruña», comenta antes de relatar su odisea. El caso es que había quedado con los amigos para tomar algo por la noche y sobre las 23.45 horas, cuando se disponía a entrar en la ciudad con su coche, se llevó el susto de su vida: atropelló a un jabalí, que le destrozó medio turismo. 

—¿A qué altura fue el accidente?

—Más o menos donde están las antenas situadas en la zona de Penamoa. Poco antes de las primeras rotondas que te encuentras en la bajada hacia el pavo real. 

—¿No pudo esquivar al jabalí?

—No, no. Fue todo en décimas de segundo. Yo circulaba con normalidad, respetando la velocidad que hay para ese tramo de la carretera, cuando vi una sombra que cruzó por la izquierda los dos carriles del sentido contrario, se coló entre las biondas de hormigón y se me metió delante del coche. Lo hizo tan rápido que no me dio tiempo a frenar, me lo comí con patatas y, de hecho, los daños en el coche fueron en el lado derecho. Así que por unas milésimas de segundo no lo hubiera atropellado.

—¿Por dónde se coló?

—La tercera ronda tiene una medianera de hormigón que separa ambos sentidos de circulación, para que los coches no invadan los carriles contrarios. Sin embargo, cada cierta distancia, hay un corte en ese murete hormigón donde están instalados unos quitamiedos. Pues se coló por debajo de ellos. 

—¿Fue muy grande el golpe? ¿Lo desvió de la trayectoria?

—Agarré fuerte el volante y pude mantener la dirección. Después frené. Cuando me aseguré de que el jabalí ya no estaba por allí, porque vi que se recomponía y se daba a la fuga, me puse el chaleco, puse la señal visual para visibilizar mi posición, y salí del coche para comprobar los daños. Aunque apareció por la izquierda, destrozó la carrocería por el frontal y el lateral derecho, por eso digo que por medio segundo pudo haberse zafado. Ocasionó daños considerables en la defensa, el faro, algo del capó, la rejilla... Y yo creo que al intentar ponerse de pie se volvió a golpear porque rozó el lateral derecho. Y la aleta me la puso como un acordeón. Al menos no rompió el radiador, que es lo que me temía. Vi que no había fuga de líquidos y mantuve encendido el coche, bien pegado a la margen derecha para no ocasionar otro accidente. Llamé a la Policía Local para levantar el atestado y llegaron enseguida. No hubo problema y todo fue muy rápido. No había dudas porque el jabalí dejó una mata de pelo en la rejilla del coche. Hicieron fotos y procedieron a hacer el informe.

—Pudo haber sido peor...

—Sí, desde luego. La suerte es que iba despacio. Además, el seguro de mi coche incluye siniestros cinegéticos y la compañía se hizo cargo de todo. Y también fue una suerte que no saltaran los airbags, ya que eso hubiera incrementado muchísimo el coste del arreglo. El coche, que es un Seat León, tiene ya diez años y creo que lo habría tenido que cambiar. Además, por fortuna, a esa hora no había mucho tráfico, porque llega a ser en otro momento o en un día de partido, algo como esto hubiera provocado un choque múltiple o en cadena.

—¿Tuvo que llamar a la grúa?

—La verdad es que no. Las luces funcionaban bien y el coche solo sufrió daños en la carrocería, así que cogí cinta americana y sujeté el faro antiniebla, la defensa, la aleta y pude llegar para ver a mis amigos. Y como el accidente fue un viernes por la tarde, sabía que no me iban a peritar el coche hasta la siguiente semana. Así que el lunes, a primera hora, ya lo llevé al taller. Me dieron coche de sustitución y después otro. Fue un poco engorro porque tuve que cambiar la silla de mi hija y también material de trabajo.

—¿Cree que es peligroso ese tramo?

—Considero que esta vía debería estar vallada. Es verdad que hay radares, límites de velocidad... pero es un peligro público que se meta cualquier animal en la carretera. Es verdad que se trata de una zona urbana, pero todo lo que hay alrededor es monte. 

—¿El jabalí era muy grande?

—Sí, era bastante grandote. Cuando sentí el golpe me fijé y era un buen bicho. Donde hay muchos jabalíes es en la zona de Bens, cerca de la depuradora. En ocasiones suelo ir a pescar temprano por esa zona y ya he visto más de una vez grupos de cinco o seis ejemplares. También por la mañana, cuando todo está en silencio y solo escuchas el sonido del mar, oyes de fondo las piaras entre la maleza. Y claro, cuando bajas a las rocas con la caña, piensas que te podría salir una piara en cualquier momento, y eso te pone nervioso, no es agradable tener esa sensación de desprotección. Hay muchísimos por esa zona, no me extraña que hayan entrado y vayan de barrio en barrio por toda A Coruña. 

—¿Le había pasado algo similar antes?

—La verdad es que me he cruzado con grupos de jabalíes muchas veces por las carreteras, pero se asoman un poco o se quedan quietos en las orillas del asfalto. Pero nunca se me había cruzado delante. El accidente que yo sufrí por el jabalí era totalmente inevitable. El bicho iba a tal velocidad que no pude frenar antes del impacto.