Ni el Deportivo bate las cifras de estas mujeres: el récord de las bibliotecas de A Coruña
A CORUÑA
Las red municipal se afianza con más de 115.900 socios en el día de su fiesta
24 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Ves aí dentro? Están nunha clase de castelán», indica Isabel Blanco. La biblioteca del Ágora, la última en abrir de la red municipal, es un luminoso hervidero de gente al mediodía. La directora del servicio se detiene ante la multicultural aula de paredes transparentes donde se organizan regularmente actividades. En las mesas de la sala central, hay gente leyendo el periódico, jóvenes estudiando y otros hojeando libros, reposados en las butacas.
Este martes es su día, el de las bibliotecas. Una efeméride que celebran este 2023 con el Premio Follas Novas de Promoción da Lectura que, por primera vez, recae en ellas, las bibliotecarias. Un reconocimiento a un trabajo tan discreto como valioso que llegó tras unos meses duros de reclamaciones laborales y que da visibilidad a un colectivo poco habituado a los focos.
«A nosa profesión está moi invisibilizada», reconoce Belén Solleiro, la directora de la Biblioteca do Castrillón, una de las nueve municipales. «Somos un sector moi feminizado», apunta una de las claves de esta mesura Isabel Blanco. Diseminadas por los barrios, donde fueron un revulsivo, la de la Sagrada Familia fue la primera en abrir sus puertas en 1991. Con ella dio comienzo un servicio, sino pionero, sí especial en Galicia: suman 115.904 carnés de socios. Casi uno de cada dos vecinos son abonados a una red que ni supera el equipo más popular de la comunidad, el Deportivo, con 26.885 afiliados.
Es cierto que las bibliotecas son un servicio público gratuito, pero también menos publicitado. «Ao traballar antes noutras vilas e centros escolares, puiden coñecer outras realidades. Creo que na Coruña si son algo singular, estamos máis presentes na vida cotiá das persoas», cuenta Solleiro.
«Queda moito por facer», apostilla, tanto entre los ciudadanos como entre las Administraciones. «Moita xente aínda se sorprende cando entra: ‘‘Ah, pero isto é gratis? Non teño que pagar?’’. Logo, a nivel institucional, penso que moitas veces non son conscientes do servizo que teñen entre as mans», indica la bibliotecaria de O Castrillón.
«Cando comezamos, hai 30 años xa, os pais viñan para que os fillos fixeran uso da biblioteca, pero non porque pensaran que había algo para eles aquí. Hoxe non hai un perfil único. Pode que nos clubs de lectura, onde este ano esgotamos prazas, teñamos máis xente ‘‘maior xoven’’ apuntada. Pero tamén temos un club de lectura LGTBI, por exemplo. Para eles, este ‘‘é un lugar seguro’’», destaca Blanco. A pesar de su carácter público, «hai xente que non se atreve a entrar porque sente que este non é un sitio para eles», indica Vanesa Ríos, técnica en el Fórum. Las alianzas con distintos colectivos son una de sus vías para llegar a todos, a los que padecen alguna dolencia, a los mayores en riesgo de soledad, a las etnias minoritarias o a los migrantes. Y a los jóvenes: «Para nada é aburrida a biblioteca, isto descóbreno ata os estudantes!», dice soriendo Vanesa.
«Dedicamos esforzos para chegar a todos os ámbitos, aos máis desfavorecidos», incide Lorena Maceiras. Si hay que elegir una palabra, la auxiliar de Durán Loriga escoge esta: «Somos refuxio. Hai xente que vén pasar o día á biblioteca. Veñen a compartir un pouco a súa vida, e iso tamén forma parte do noso labor: escoitar».
Esta capacidad, la empatía, fue la protagonista del discurso de Meryl Streep en los Princesa de Asturias. En un mundo «hostil y volátil», dijo la actriz, es necesario remarcar este atributo. Algo que las libreras comparten en una fecha nada casual. Fue un 24 de octubre, pero de 1992, cuando la Biblioteca Nacional de Sarajevo quedó destruida en la guerra de los Balcanes. «Cando viaxes a un país exótico, se por algo tes un problema, vai á biblioteca», concluye Solleiro.
Belén Solleiro, bibliotecaria: «Somos un desequilibrador de desigualdades»
Es la imagen que proyectaron las películas. «Esta profesión, moi vocacional, foi evolucionando. Creo que a consideración agora non é a da bibliotecaria de gafas e moño que manda calar. Ás veces, as críticas son porque temos moito ruído!», dice Belén Solleiro. Suma 25 años prescribiendo lecturas. Define el servicio que prestan como «sustentable» y su trabajo como «divertido» y «contrasistema». Lo explica.
«Imos contracorrente. Este é un traballo de persistencia. Para ler precisas calma, sosego. Se hai algo que se respira en todas as bibliotecas é que somos un espazo agradable, un desequilibrador de desigualdades. Ao final, é o acceso á información sen ningún tipo de discriminación», destaca.
«Somos un lugar onde defendemos a liberdade de expresión», añade Isabel Blanco, que recuerda como en el municipio de Burriana (Castellón), donde Vox tiene la concejalía de Cultura, ya se han vetado libros. «A biblioteca é todo o contrario. En EE. UU. foron importantísimas en contra da censura de Trump», subraya la directora de la red municipal.