Niños naranjas y blanquiazules

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Marcos Míguez / Angel Manso

De niño el equipo de uno lo significa todo. Y esta generación de pequeños coruñeses no habían podido celebrar nada

18 may 2024 . Actualizado a las 11:29 h.

De niño el equipo de uno lo significa todo. Y esta generación de pequeños coruñeses (educados, afortunadamente, en el valor de lo propio y no en ser del Barcelona o el Madrid) no habían podido celebrar nada. Estaban ahí, en las gradas con sus bufandas, pensando en cuando les tocaría echarse a la calle como les habían contado. O lo que veían en otras ciudades. Este año había posibilidades de triunfar. Lo que nadie sabía es que el gozo llegaba por partida doble. Caprichos del destino.

El Básquet Coruña es como una pequeña gran familia a la que esta temporada le han salido terceros y cuartos primos por todas partes. Entre los que juegan las categorías infantiles del club y los que acuden por simple afición conforman un volumen importante de la hinchada que, en el tramo final, abarrotaba el Palacio de los Deportes. El viernes, viendo como las canastas entraban en Melilla y los resultados de los rivales favorecían la gesta, esos infantes gozaron del ascenso histórico a la ACB. Sí, el año que viene verán aquí a su equipo frente a los Sergio Llull o Ricky Rubio.

Del Dépor, ¿qué decir a estas alturas? El que por las calles no paren de verse a niños con las camisetas de un equipo que estaba en 2.ª B es algo que emociona al veterano. Para ellos es lo normal, lo lógico. Esos pequeños que sueñan con ser Lucas Pérez y Mella suponen una poderosa imagen del orgullo de ciudad.

Tanto unos como otros (que en muchos casos reparten su amor por ambos equipos) no olvidarán nunca ese fin de semana. Ese en el que sintieron el fuego del triunfo. El que explica mejor que nada por qué esto engancha tanto. No será siempre así, claro. Pero ya tienen una historia mítica para contarle a la siguiente generación. Eso ya no se lo quita nadie.