Los jóvenes de hoy sobreviven con salarios muy justitos y no pueden independizarse por el elevado precio de los alquileres y las hipotecas
13 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.No sé en qué momento como ciudadanos hemos permitido este desmán. En qué momento nos hemos visto condenados a la presión que ejercen quienes tienen la sartén por el mango y no nos dejan vivir en paz. Vivir en unas condiciones mínimas, con derecho a disfrutar de una casa que podamos pagar sin que tengamos que irnos al destierro o volver a casa de nuestros padres. Pero esa es la realidad de los jóvenes de hoy, que sobreviven con salarios muy justitos y no pueden independizarse por el elevado precio de los alquileres y las hipotecas. Hoy, en Coruña es imposible comprar un piso nuevo, es imposible alquilar un piso, porque hemos llegado a una escalada que parece que esto sea Montecarlo.
Y así están los jóvenes, buscando como pueden un lugar en donde guarecerse sin que les sangre el bolsillo. Los alrededores de Coruña ya están petados, y el bum se ha extendido a pueblos como Carral y zonas limítrofes, adonde se han ido marchando, porque la ciudad en la que han nacido y trabajan no les hace un hueco. Mientras otros muchos se ven abocados a establecerse en unos pocos metros cuadrados compartidos con amigos. Así viven muchos de los chicos ahora, en una habitación patera, con otras dos o tres personas, a veces conocidas o no, porque se les ha negado un futuro digno.
Los abuelos, que hoy tienen mejores pensiones que los sueldos de sus nietos, pudieron, en cambio, labrarse la vida en su juventud con esfuerzo, pero con la economía suficiente para afrontar un futuro con un trabajo fijo y una vivienda en la que formar una familia. Cuando muchas mujeres no ganaban un salario y con un solo sueldo podían llegar a fin de mes. Pero ese horizonte está truncado para los chicos. No se lo merecen. Tenemos que hacer fuerza todos por su bien.