En este taller restauran bolsos de marca procedentes de armarios de toda España

Noemí López / A. A. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Azucena trabajando en un bolso en su negocio, Curtidos Orzán
Azucena trabajando en un bolso en su negocio, Curtidos Orzán MIGUEL MIRAMONTES

Azucena Torreiro es la propietaria de Curtidos Orzán, que hace todo tipo de tratamientos y arreglos

27 ago 2024 . Actualizado a las 14:28 h.

Vivimos en un momento en el que triunfa lo vintage y el rescate de viejas prendas que a nuestros familiares les duraron toda la vida y más, aunque el paso del tiempo y el uso acaban por deteriorar el estado de todo tipo de artículos, hasta los bolsos más caros de firmas francesas e italianas. Es aquí donde ha encontrado un pasatiempo que se ha convertido en su trabajo Azucena, propietaria de Curtidos Orzán.

La tendencia de lo vintage es muy visible desde su posición. Así lo explica Azucena: «Cada vez es más frecuente ver a chicas jóvenes que se animan a comprar piezas vintage de grandes firmas o que optan por rescatar los pequeños tesoros que llevaban sus abuelas o madres»

El taller de arreglos situado en la plaza Juan Naya, en la Pescadería, no siempre tuvo el alcance que tiene ahora gracias a las facilidades que les brindan las redes sociales. Curtidos Orzán nació en el año 1973, de la mano del padre de la actual propietaria. «Una vez que estaba enferma, me ofrecí a ayudarle y me encantó, aunque siempre me gustaron los bolsos», comenta Azucena sobre sus inicios en el negocio.

El estudio es un taller de arreglos de toda la vida, de esos en los que hacen de todo, «desde coser un botón o poner una cremallera, hasta desmontar y volver a armar un bolso de piel», afirma la actual propietaria del establecimiento. Sin embargo, el taller es reconocido a nivel nacional por ser el único especializado en la reparación de bolsos.

El inicio de la fama de los servicios de Azucena derivaron en gran parte de las redes sociales, que considera «un muy buen escaparate». Algunas creadoras de contenido satisfechas con el trabajo realizado comenzaron a compartir en sus perfiles el trabajo del taller y aconsejaron a la propietaria la creación de una cuenta en Instagram para dar a conocer su trabajo. Actualmente, «para mí es como un negocio paralelo», comparte Azucena, que en sus redes realiza publicaciones del antes y el después de sus restauraciones. 

Este «escaparate» le permite ponerse en contacto con varias personas de todo el país. La forma de atender estos pedidos a distancia funciona también mediante las redes sociales, los interesados le envían videos de sus artículos, ella les proporciona un presupuesto y después deciden si quieren enviar su bolso hasta A Coruña.

A Azucena le llegan multitud de artículos especiales, teniendo en cuenta que las firmas más habituales en sus manos son Louis Vuitton y Gucci, seguidas de Loewe. Para la artesana, todas son igual de únicas y especiales, «hay piezas de piel de los sesenta, bolsos que nietas heredaron de sus abuelas y para mí es un placer tener esas joyas en mi mano», afirma la propietaria del negocio. A su taller se han acercado varias caras conocidas, desde creadores de contenido hasta famosos como Fernando Romay o Xosé Ramón Gayoso.

«Es una maravilla tener un trabajo que disfrutes tanto», dice la dueña de este comercio, pues para ella, su actual trabajo nació como una afición. «Aún ahora, cuando tengo tiempo hago bolsos para mí y mis amigos», comparte. Aunque la carga de trabajo me complica el horario, «no coincide con el de atender al público; yo empiezo a las 6 y hasta las 19 no me voy». Aunque notó una carga de trabajo mayor tras concluir la pandemia: «Con el aburrimiento, la gente optó por explorar su armario y encontraron muchos tesoros que querían restaurar».

Azucena mira también hacia el futuro: «Tengo 55 años ya y no tengo tiempo para enseñar a alguien» afirmó la propietaria. La profesional lamenta que se esté perdiendo la mano de obra artesanal porque «todos los artesanos quieren crear sus propias obras, pero casi nadie se centra en reparar las que ya están creadas».