Las sequías asfixian a los árboles

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

Diferentes grados de degradación de varios ejemplares de pino resinero afectados por la sequía
Diferentes grados de degradación de varios ejemplares de pino resinero afectados por la sequía CSIC

Una investigación del CSIC prueba los efectos devastadores de la falta de agua y calor extremo en cuatro especies de árboles durante los años secos del 2021 y 2022,  una situación que se agravará con el cambio climático

24 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Falta de agua y altas temperaturas. Es una combinación letal para las especies arbóreas, y más si se tiene en cuenta que los períodos de sequía serán cada vez más frecuentes a causa del cambio climático. Una situación en la que España, con el 38 % de su territorio ocupado por la superficie boscosa, es especialmente vulnerable. Pero ¿cómo puede afectar realmente este cóctel explosivo? Parte de la respuesta se encuentra en un estudio realizado por el Instituto de Ciencias Forestales del Centro Nacional INIA-CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que ha analizado la evolución de cuatro especies típicas durante el 2021 y el 2022, dos años excepcionalmente secos: la encina (Quercus ilex), el pino piñonero (Pinus pinea), el pino resinero (Pinus pinaster) y el enebro (Juniperus oxycedrus).

 Los resultados mostraron el gran impacto que la falta de agua y las altas temperaturas tienen sobre las características fisiológicas de los árboles, lo que se traduce en una merma de su resiliencia, el decaimiento de la superficie forestal y la reducción de su capacidad para almacenar carbono. Su límite fisiológico está en entredicho.

«De continuar estos eventos secos que llevan al arbolado al límite de su capacidad fisiológica, los procesos de mortandad en la zona podrían acelerarse en el futuro, sobre todo en el caso de los pinos», explica Ismael Aranda, coordinador del grupo de investigación y coordinador del artículo científico que se ha publicado en la revista Physiologia Plantarum.

 El trabajo también describe las diferentes estrategias seguidas por cada una de las especies en respuesta a la sequía. De este modo, los dos tipos de pinos estudiados presentaron una deshidratación durante los meses de verano que derivó en una situación de total marchitamiento foliar, incluso desde el amanecer, el momento del día de mayor hidratación para las plantas. «Esto se vio acompañado de un cierre estomático total, con el objetivo de limitar la pérdida de agua por transpiración; sin embargo, como contrapartida, se limita la capacidad de fijar carbono», explica Aranda.

Por el contrario, encinas y enebros presentaron una estrategia de mayor tolerancia a la sequía, evidenciada por una menor sensibilidad de las hojas a la deshidratación y una mayor capacidad de almacenar carbono. Según los investigadores, los graves efectos de las sequías se pusieron de manifiesto especialmente en el año 2022.