El proyecto experimental que defiende la posición de los niños y adolescentes como parte activa de las ciudades se impone a casi un millar de trabajos en una bienal de arquitectura
12 nov 2024 . Actualizado a las 11:06 h.La sensibilidad arquitectónica, extensible a algo que nos toca tanto a todos en nuestro día a día como el urbanismo y el medio ambiente, hay que educarla desde la infancia. Eso es lo que creen los profesionales de la Escola Técnica Superior de Arquitectura (ETSA) de A Coruña que idearon el proyecto titulado A vila do mañá. Un trabajo que ha sido reconocido en la XIII edición de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, en la categoría de pedagogía. Aquí se ha impuesto a 879 proyectos.
La iniciativa, en la que arquitectos como Sandra González, del Grupo de Investigación en Composición Arquitectónica y Patrimonio de la Universidade da Coruña (UDC), colaboraron con el IES Alexandre Bóveda de Vigo, juntos construyeron la asociación que lleva por nombre A vila do mañá, se centra en un principio: que desde la infancia y adolescencia, y a través del juego, se tome conciencia de todas las escalas de lo común: la arquitectura, el patrimonio, el urbanismo y el paisaje. A la vez que desde la disciplina arquitectónica se tome conciencia de una nueva visión de la ciudad, «que es la que nos aportan los que serán los habitantes del mañana», apunta Sandra González.
La meta de este proyecto de acción, educación y divulgación es «que la infancia y la adolescencia estén presentes de forma activa en los procesos de construcción del espacio común (plaza, barrio, ciudad, paisaje, ...) a través de la participación protagónica, dotándolos de las herramientas necesarias para desarrollar su creatividad, desde el arte y la arquitectura. El fin es provocar en ellos el despertar de una nueva mirada sobre los espacios en los que desarrollan su vida», describe la arquitecta.
Para ello, los alumnos de arquitectura de A Coruña hacen posible que los estudiantes de secundaria del centro vigués «aprendan enseñando». En este proyecto experimental donde la ciudad es el «tablero de juego», la metodología consiste en que el alumnado del IES Alexandre Bóveda descubra su entorno «y lo valore y se sienta parte activa de su futuro. Esa realidad viva, estudiada desde muchos puntos de vista (histórico, lingüístico, arquitectónico, geográfico, deportivo, familiar, vecinal o de la naturaleza), es la materia de su trabajo», aparece en el perfil del trabajo ganador de la bienal iberoamericana.
El lugar donde vivimos, recuerdan, es un lugar de encuentro y laboratorio de aprendizaje para los niños y adolescentes, así como para los estudiantes de arquitectura. «Tienen que descubrir, vivir, conocer y valorar su hábitat para poder actuar en él; son parte de una ciudadanía activa, la cual será la que herede y desarrolle la ciudad futura. Remarcamos la importancia del hábitat en el que la infancia y adolescencia viven en su relación identitaria con él y, por último, consideramos el arte y la arquitectura como herramientas educativas que nos permiten llevar a cabo este proyecto», concluyen.